Comienza a trabajar en 1874 en el Ministerio de Ultramar, abandonando el puesto al año siguiente al entrar en el gobierno los conservadores e ir en contra, por lo tanto, con su ideología republicana. Inicia entonces un nuevo trabajo colaborando en diferentes periódicos y revistas como El Globo, La Revista de España, La Ilustración Española, la Europa, El Progreso, La Ilustración Artística, La Gran Vía, La Escuela Moderna, Blanco y Negro. En general son artículos sobre literatura y crítica de arte, tema al que es un gran aficionado debido en buena parte a la educación e interés por la cultura heredados de su madre, Octavia Bouchet, así como por la cercanía de su tío, el dramaturgo José Picón.
En 1876 se casa con Dolores Pardiñas y Tutor, con la que tiene dos hijos: María Octavia y Jacinto Felipe, que morirá en 1917 y dejará a su padre sumido en una gran depresión.
En 1878 marcha a Francia como corresponsal literario del periódico El Imparcial, cubriendo la Exposición Universal de París. Publica por entregas a lo largo de los años 1877 y 1878 el primer ensayo sobre el humor en España: Apuntes para una historia de la caricatura. En 1880, de nuevo en Madrid, empieza su producción de novela, en la que los críticos resaltan la influencia naturalista francesa y tendencias anticlericales y eróticas. Destacan las obras: Lázaro, casi una novela (1882), La hijastra del amor (1884), Juan Vulgar (1885), El enemigo (1887), La honrada (1890), Dulce y Sabrosa (1891), quizá uno de sus mayores éxitos, Juanita Tenorio (1910) y Sacramento (1914), su última novela.
En 1881, esta vez como corresponsal de El Correo, marcha a Argelia para cubrir una insurrección entrando, a su vuelta a Madrid, en el diario republicano El Progreso como redactor político.
Es importante la contribución del autor a la revista Vida Nueva, que comienza en 1898 y en la que participa junto a grandes autores como Vicente Blasco Ibáñez, Mariano de Cavia, Francisco Fernández Villegas, José Nakens, Benito Pérez Galdós, Felipe Trigo, Maeztu, Unamuno, Leopoldo Alas, Emilio Castelar, José Echegaray, Pablo Iglesias, Marcelino Menéndez Pelayo y Juan Valera, entre otros. En el primer número, la revista se define como propagadora de “lo nuevo” y “lo moderno”.
Además de los artículos periodísticos y la novela, el autor se dedica también, a partir de 1890, al cuento: Novelitas (1892), Cuentos de mi tiempo (1895), Tres mujeres (1896), Cuentos (1900), Drama de familia (1903), y al ensayo biográfico y crítica de arte: Ayala. Estudio biográfico (1891), Vida y obras de Don Diego de Velázquez (1899), El desnudo en el arte (1902).
En 1903 decide entrar en el mundo de la política, representando al partido Unión Republicana. Es elegido diputado a Cortes junto a Nicolás Salmerón, a quien dedica gran admiración, y Joaquín Costa. Finaliza su etapa en 1905 con fuerte desencanto por la política y el mundo parlamentario, en el que tiene, además, muy poca actividad.
A lo largo de su vida es elegido para variados cargos públicos y forma parte de numerosas comisiones, academias y asociaciones. Ejerce como secretario de la Sección de Literatura y Artes del Ateneo (1884) y pertenece desde su fundación a la Asociación de la Prensa (1895). Contando con el gran apoyo de Benito Pérez Galdós, ingresa en la Real Academia Española en 1900, siendo bibliotecario perpetuo de esta institución desde 1914 hasta su muerte. Ingresa también en la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando en 1902. En 1914 es nombrado vocal del Real Patronato del Museo del Prado, del que llega a ser vicepresidente, y en ese mismo año ejerce como secretario de la Junta de Iconografía Nacional, vocal de la Comisión Permanente Central de Monumentos Históricos y Artísticos, de la Liga Antigermanófila y del Patronato de Voluntarios Españoles.
Viaja a Francia en 1916, donde recibe la Encomienda de la Legión de Honor otorgada por el gobierno leyendo un discurso en la Universidad de la Sorbona por el que recibe grandes elogios.
En 1923 lega al Museo de Arte Moderno una serie de pinturas de los autores: Madrazo y Kuntz, Megía y Márquez, Rosales Gallinas, Sala Francés y Sorolla y Bastida, que entrarán en 1971 en la colección del Museo del Prado; museo donde se expone también el busto en bronce del autor realizado por Benlliure en 1906.
Amigos y escritores como Antonio Maura, Rubén Darío, Clarín, Juan Valera o los críticos Gómez Carrillo y González de Amezúa entre otros, definen al autor como un hombre leal, moderado, generoso, modesto, de conciencia lúcida, recto y fiel a sus ideales políticos. No es extraño entonces que, a su muerte en Madrid el 19 de noviembre de 1923, sea noticia en muchos de los periódicos de la época, incluso contrarios a su ideología, y reciba en ellos grandes alabanzas.
(Servicio de Información Bibliográfica)