Es el escritor más interesante de la generación del 98, y sus lectores y los estudiosos de su obra no han dejado de crecer desde entonces (más de 4500 referencias en el MLA). La cantilena infantil de los años 30 sobre cuáles eran los mejores autores españoles tenía razón: Miguel de Unam-uno, Pérez Gal-dós...
Nace en Bilbao hijo de un pequeño comerciante que había emigrado a México y fallecido prematuramente. La familia subsistió con estrecheces. En 1874 vive el sitio carlista de la villa. Toma clases de pintura desarrollando su habilidad para el dibujo, una de sus aficiones, junto al ajedrez y la cocotología o arte de hacer pajaritas de papel. A los 15 años publica ya sus primeros artículos. Entre 1880 y 1883 estudia Filosofía y Letras en Madrid, doctorándose con una tesis sobre la raza vasca. Unamuno y S. Arana fueron contemporáneos y crecieron en el mismo o similar entorno. Se gana la vida dando clases y conferencias, y publica sus primeros cuentos. Suspende varias oposiciones a cátedras. Se casa en 1891 con la guerniquesa Concha Lizárraga, con la que tendrá 9 hijos, y gana finalmente la cátedra de griego de la Universidad de Salamanca. Se afilia al PSOE y colabora en La lucha de clases y en El Socialista. Traduce del inglés y del alemán para La España Moderna de Lázaro Galdiano, valorándose por primera vez en España el trabajo del traductor. Profesor de griego, también tradujo de otras lenguas europeas e hispánicas. Las casi diarias colaboraciones periodísticas (“pensaba con la pluma”), y las traducciones y conferencias las necesitaba para mantener con dignidad a su numerosa prole, pues no le alcanzaba el magro sueldo de profesor. En 1895 tuvo una crisis de angustia espiritual que le marcó. En 1900 le nombran Rector de la Universidad de Salamanca.
Algunos de sus artículos le eran devueltos por los respectivos directores de los periódicos por su virulencia. Le procesa un tribunal por calumnias al Rey, condenándole a 16 años de presidio, aunque fue absuelto. En 1924 el dictador Primo le confina y destierra en Puerto Cabras, Fuerteventura, de donde se fuga a París, autoexiliándose, así como en Hendaya, hasta su regreso triunfal en 1930. El 14 de abril proclama la República en Salamanca, a cuyo advenimiento contribuyó más que nadie. Diputado independiente a Cortes, se desengaña pronto de la política azañista. El régimen republicano le colma de cargos y honores, así como su Universidad y otras de Europa. Le proponen por segunda vez para el Premio Nobel de literatura en 1935, que queda desierto por motivos extraliterarios. Ambos bandos en guerra fratricida y cainita le destituyen. Tras vacilantes contradicciones, su bizarro y desesperado discurso del 12 de octubre en el paraninfo de la Universidad no le cuesta la vida, pero sí un trágico aislamiento y la reclusión domiciliaria en la que muere (desnace) a los 72 años, habiendo vivido 36 en cada siglo. Acosado por falangistas, no pudo evitar que las nuevas autoridades eliminasen a muchos de sus amigos de Salamanca, la ciudad en que enseñó, vivió, desvivió y bregó casi toda su vida. Su dietario de esos días, El resentimiento trágico de la vida, notas sobre la revolución y guerra civil españolas no se publicó hasta 1991. Legó su biblioteca a la Universidad de Salamanca, templo de la inteligencia donde él era el sumo sacerdote. El Estado compró en 1967 a los herederos su archivo y objetos personales, que se conservan en la Casa-Museo que fue su vivienda rectoral,
Cultivó casi todos los géneros literarios. No escribió, por convicción, ningún tratado académico ni erudito, a pesar de ser catedrático.
Narrativa
Destacan su primera y su última novela, distintas del resto: Paz en la guerra (1897) y San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más (1933). Notables son también Amor y pedagogía (1902), Niebla (1914), Abel Sánchez (1917) y Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920). Fue el género literario que cultivó con más originalidad y profundidad. Se distanció de la novela realista o naturalista de su tiempo, escribiendo una novela personal, en la que intentaba llegar al fondo de la persona y desvelar el secreto de la muerte, convirtiendo el género en un método de conocimiento filosófico de la realidad humana. Suelen ser relatos breves, con predominio de la acción dramática, interior, de los agonistas, sobre la descripción del mundo circundante. Novelas esenciales, descarnadas, exentas de la anécdota trivial cotidiana. En Paz en la guerra el protagonista colectivo es Bilbao: múltiples puntos de vista y pluralidad de perspectivas. La nivola Niebla es una metanovela muy original. En Abel Sánchez trata el tema de la envidia hispánica, y en San Manuel Bueno, mártir el de la fe. Publicó además cerca de 80 cuentos.
Poesías
Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923), Teresa (1923), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928), y su extenso Cancionero póstumo. Aunque publica su primer poemario a los 43 años, su lírica expresa su verdadero ser y personalidad. Conceptual, se resiente de un cierto desdén hacia el oído y los sentidos.
“Salamanca, Salamanca / renaciente maravilla / académica palanca / de mi visión de Castilla.”
Teatro
Su teatro fue muy similar a su novela. Fedra, Sombras de sueño, Soledad, El otro, El hermano Juan o El mundo es teatro. Sin alusiones a la realidad circundante, no reclaman la puesta en escena. Dramas abstractos y esquemáticos, prefiguran el teatro existencialista de Sartre o Camus.
Ensayos
Sus ensayos son fundamentales, tanto que hay quien le ha considerado el Montaigne español por su obra En torno al casticismo (1916), pues hasta entonces no existió aquí el ensayo moderno. En Vida de don Quijote y Sancho (1905) identifica la identidad española en crisis con el personaje cervantino, atacando a los eruditos cervantistas. Sus ensayos son muy personales, literarios y con intención de conocimiento, no son obras didácticas.
Sus grandes textos doctrinarios son Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913) y La agonía del cristianismo (1925). Comentarios de denso contenido ideológico, trata el problema de la muerte y de la supervivencia del hombre de carne y hueso, la sed de inmortalidad y la doctrina del Verbo. Cómo se hace una novela (1925) la consideraba J. Habermas como posmoderna en su construcción. Filósofo, teólogo, filólogo, hombre de palabra.
Polígrafo y grafómano, sus escritos ocasionales, dietarios, artículos, conferencias, cartas, al hilo de la actualidad política y de sus lecturas y viajes. Mientras no se hayan publicado todas sus colaboraciones en prensa y revistas y su inmensa correspondencia, sus obras completas (Escelicer y Biblioteca Castro) serán incompletas. Viajero por España, caminante y excursionista, fue un gran paisajista, paisajista del alma, marco de su propio vivir. Paisajes, Recuerdos de niñez y mocedad, Por tierras de Portugal y de España, Soliloquios y conversaciones, Contra esto y aquello, Andanzas y visiones españolas.
Unamuno, figura pública y personaje, no formó escuela, pero su influencia y posteridad en España y Europa ha sido inmensa y sigue viva. Es un autor universal, leído y traducido y estudiado ya desde muy temprano. Las páginas de sus libros no han amarilleado, son contemporáneas por haber sido extemporáneas cuando se publicaron. Su prosa es llana, pero enriquecida con arcaísmos, con palabras tomadas del habla popular del Campo Charro y con neologismos de creación propia. Hombre público, genio y figura de pastor protestante de oscuros ojos, paradójico y contradictorio, predicador en desierto, tribuno sin partidarios, invencible y vencido, removió las conciencias de un país anestesiado: “¿Y el pueblo? La sífilis se ha convertido en la envidia, que fue el origen de la Inquisición. Ya no hay hombres en España, no hay sino machos. –con serrín en la mollera y pus en el corazón- y eunucos, y por otra parte, mendigos y ladrones”. “Cuando más muerto me creáis, viviré en vuestras manos”.
(Servicio de Información Bibliográfica)