El cartel taurino es el de mayor tradición y supone la aportación española más característica a la historia del cartel, ya que existe desde el siglo XVIII. Precedido del "pregón de toros" y de los "bandos parlantes" que se voceaban en las poblaciones donde iba a tener lugar una corrida de toros, el cartel taurino aparece a medida que el propio festejo va evolucionando y va haciéndose necesario anunciar, además de cómo, dónde y cuándo va a tener lugar la corrida de toros, otros datos como con qué objeto se realiza, quién las autoriza, quiénes son los participantes, la procedencia del ganado, etc. Frente a los austeros carteles del siglo XVIII de carácter tipográfico, en el siglo XIX irrumpe el cartel ilustrado.

Los carteles más antiguos de la colección de la BNE son taurinos, siendo el primero de ellos, Tercera fiesta de toros, 26 mayo 1777.

A finales del siglo XIX, y por influencia de maestros como Daniel Perea o Marcelino de Unceta, se creó un canon de estilo del cartel taurino que marcó el diseño de esto tipo de carteles a partir del cual casi no ha habido modificaciones. Este cartel de la corrida de toros celebrada en Madrid el 21 de abril de 1867 cuenta con una composición original con ilustraciones que enmarcan el texto y parecen relatar a modo de viñetas todo lo acontecido en un festejo taurino. Empezando desde la parte superior derecha y siguiendo la dirección de las agujas del reloj: escena de la plaza con la suerte de varas, matador en primer plano delante del toro muerto, testa de toro, diferentes instrumentos relacionados con la lidia, tercio de banderillas, alguacilillo a caballo, entrada a matar, picador, salto de la garrocha, otro grupo de instrumentos, cabeza de caballo, picador delante de caballo muerto y escena de la plaza en la que se está abriendo la puerta del chiquero.