Ay, sí, sí, yo también me acuerdo de la malograda esposa de James Stewart en ""¡Qué bello es vivir"": con gafitas y rebequita, solterona, triste y gris, caminando encogida bajo el viento y la nieve con la llave de la biblioteca en su mano temblorosa. Me ha encantado el post, Manu, es genial.
Ay, sí, sí, yo también me acuerdo de la malograda esposa de James Stewart en ""¡Qué bello es vivir"": con gafitas y rebequita, solterona, triste y gris, caminando encogida bajo el viento y la nieve con la llave de la biblioteca en su mano temblorosa. Me ha encantado el post, Manu, es genial.