Impresas en buena medida por alemanes llegados a la Península a instalar sus talleres (Juan Párix en Segovia, Meinardo Ungut y Estanislao Polono en Sevilla, Fadrique de Basilea en Burgos o Juan Rosenbach en Barcelona, por citar algunos ejemplos), las obras son representativas de la producción de la época, compuesta principalmente en latín, español y catalán.
Siguiendo la estela de otras grandes bibliotecas, se ha realizado una digitalización completa de la colección, de gran calidad, a color y a doble página en la que se incluye una regla en las primeras páginas de cada obra para favorecer la identificación del formato así como la medición de tipos, un método empleado con frecuencia para identificar incunables, muchos de los cuales carecen de portada y colofón.