Las etiquetas de hotel están ilustradas en la mayoría de las ocasiones con la fachada del hotel (Hotel Colón de Sevilla) o vistas y monumentos de las ciudades (Hotel Bristol, Sevilla). Alrededor de la imagen se imprime el nombre del hotel y la ciudad. Un gran número de etiquetas tiene impreso el nombre en tipografía destacada.

En ocasiones la etiqueta incluye el número de teléfono, la dirección y datos de los servicios del hotel, por ejemplo: "El preferido de viajantes y familias. Precios moderados. Acreditada cocina. Aguas corrientes. Baños y duchas".  No aparecen fechas, pero se cree que la mayor parte pertenecen a las décadas de los 50 y 60 del siglo XX, aunque también hay etiquetas de los años 20 al 40.

En ocho etiquetas aparecen las firmas de cuatro ilustradores: Barba (58,65), Luis (42 -45), Ortega (51), Rincón (41).

En diecinueve etiquetas figuran los datos de ocho talleres: M. Soto (64), Gráficas del Sur (7,19 -22,24) y Gráficas Tirvia (31) de Sevilla; Relieves Basa y Pagés (58,59) y Metaloffset (14 -18) de Barcelona; Fournier (43,45) de Vitoria; Jerez Industrial (51) de Jerez; Richter & C. (25) de Nápoles.

Las etiquetas de hoteles, en ocasiones verdaderos carteles en miniatura, presentan un tamaño reducido y formas rectangulares, cuadradas, circulares, ovaladas, triangulares, etc. Algunas tienen márgenes troquelados. La costumbre de pegar esas etiquetas en los lomos de las maletas se extiende desde finales del Siglo XIX, con la práctica de los grandes viajes y llega hasta los años cuarenta y cincuenta del siglo XX cuando se generaliza un turismo masificado dirigido por grandes campañas publicitarias. Constituye la marca de la casa de los más importantes hoteles, adoptando el papel de pequeño reclamo publicitario.