Pero… ¿Tienen futuro las bibliotecas?
Andoni Calderón-Rehecho
Anuario ThinkEPI, eISSN 2564-8837, v. 13, n. 1, 2019
El autor parte de la idea de que tanto las bibliotecas como los bibliotecarios desaparecerán. Aborda el futuro de la biblioteca considerando tanto los documentos predominantes en cada momento histórico como soportes en la transmisión del conocimiento, como las sociedades que los utilizan. Expone una definición de biblioteca, tanto en su concepto etimológico (ligado a las casas de los libros griegas) como orgánico (a partir de la definición clásica de 1989 de la American Library Association, ALA).
La biblioteca etimológica está ligada al concepto libro y a sus diferentes formatos, mientras que la biblioteca orgánica está compuesta de varios elementos, interdependientes entre sí, junto con las necesidades de las personas que conviven en una sociedad con unas características concretas, que son las que determinan en último término la esencia de la información y del conocimiento. Todo ello influido por el desarrollo tecnológico (TICs). Esta esencia orgánica conlleva una proyección histórica que la obliga a evolucionar con el tiempo. El planteamiento del autor consiste en determinar quiénes y cuáles son los componentes de la combinación orgánica llamada biblioteca en cada momento y lugar, junto con la idea de que la biblioteca se configura de diferentes maneras dependiendo del ecosistema de la información en el que se inserte. Para ello realiza algunos apuntes históricos desde la biblioteca de Adriano hasta la actualidad. Se expone que actualmente nos encontramos en la sociedad de los datos, afectada por la desintermediación, en la que el desarrollo tecnológico, la automatización y la inteligencia artificial harán que determinados empleos ya no sean necesarios, entre los que se encuentran varios perfiles bibliotecarios. La profusión de información y de medios tecnológicos con los que supuestamente son muy hábiles las nuevas generaciones, oculta la realidad de que no saben qué hacer con la información, cómo gestionarla y sacarle partido. Ahí tendrán cabida los bibliotecarios con nuevas habilidades y competencias. Los documentos condicionan el ciclo de vida del conocimiento, que cambia constantemente. Así, por ejemplo, ahora estamos en el ciclo de la ciencia abierta, de la edición científica, los FAIR data (Findable, Accessible, Interoperable, Reusable), la EOSC (European Open Science Cloud), el manifiesto DORA sobre métricas, el código Allea sobre integridad de la investigación, las habilidades necesarias y la necesidad de formación para sustentarlo, las recompensas e incentivos o el concepto de ciencia ciudadana. Se subraya que la transición hacia la ciencia abierta es un proceso, al que debe responder la biblioteca actual. Se aventuran posibles escenarios según estudios realizados por organizaciones relevantes como ALA (American Library Association), Sconul (Society of College, National and University Libraries), MIT (Massachusetts Institute of Technology) y NMC (New Media Consortium). El artículo finaliza con la idea de que la biblioteca tiene que ser tan transversal, transitoria y cambiante como la propia vida.
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Resumen elaborado por Anabel Cortés Gracia