Cooperación cultural
Alfons Martinell Sempere
Periférica Internacional. Revista para el análisis de la cultura y el territorio, ISSN 1577-1172, n. 19, 2018, p. 154-165
El concepto de cooperación tiene muchos significados e interpretaciones que se incorpora como actividad humana desde tiempos inmemorables como un eslabón de la evolución a las primeras organizaciones sociales hasta la estructura de las sociedades contemporáneas. Nos permite la supervivencia y el desarrollo de todas las potencialidades humanas que individualmente no se pueden conseguir. Lubrica la maquinaria necesaria para hacer las cosas y la coparticipación puede compensar aquello de lo que tal vez carezcamos individualmente.
Requiere de los individuos la capacidad de comprenderse mutuamente y de responder a las necesidades de los demás con el fin de actuar conjuntamente. Puede definirse como un intercambio en el cual los participantes obtienen beneficios del encuentro. Fomenta las habilidades dialógicas. La sociedad moderna ha debilitado la cooperación por distintas vías, la más directa de esas debilidades tiene que ver con la desigualdad. Se están perdiendo habilidades necesarias en este sentido para el funcionamiento de una sociedad compleja. Un primer nivel de reflexión es la idea de que en toda persona la cooperación forma parte de su relación con su cultura. Si la introducimos en la cultura, aunque parece obvia, hemos de considerar sus propias particularidades y sus relaciones con otras actividades humanas ya que está en el núcleo de la función social del individuo. El ejercicio de la gestión cultural forma parte de la colaboración como actividad humana. En este artículo se desarrollan las ideas de la cooperación en la actividad cultural básica, la vida cultural como espacio de colaboración y de garantía de los derechos culturales, la misma en el sistema cultural contemporáneo, en el proceso creativo-expresivo, en la producción-difusión, en el ámbito cultural internacional y la acción cultural exterior y los elementos y actores de la cooperación cultural. Este ámbito está en el centro de la Vida Cultural y el ejercicio de los derechos fundamentales como actividad humana. La gestión cultural incide en los amplios procesos de participación que la cultura ofrece, por lo cual se convierte en un elemento fundamental para la práctica profesional como para situar los principios y valores de la cultura en la sociedad contemporánea. Por otro lado, la colaboración cultural en las relaciones internacionales es otro campo de acción y reflexión que está adquiriendo importancia por el gran dinamismo de la ciudadanía cultural global en sus procesos de cooperación. De la misma forma los cambios en nuestras sociedades evidencian la crisis del estado nación clásico frente a las posibilidades de asumir su función en el contexto actual.
Resumen realizado por José María Amate Sánchez