(Re)definir el concepto de museo
Óscar Navajas Corral
Cuadiernu: Difusión, investigación y conservación del patrimonio cultural, ISSN-e 2340-6895, año 2017, n. 5, p. 149-155
Los museos son esos grandes y pequeños “templos” de la cultura que atesoran la herencia que generación tras generación llenan almacenes, vitrinas, salas y conectan sentimientos nostálgicos y conocimientos en cada individuo y en cada comunidad. Pero además, salvaguardan el patrimonio cultural material e inmaterial y ayudan a comprender y proteger el entorno cultural. La Nueva Museología fue una de las tendencias que marcó la historia de la museología de la segunda mitad del siglo XX, y el movimiento que consiguió que el concepto de museo evolucionase a una visión abierta y global del museo,
la potenciación de una función social del mismo, hizo comprender que la institución era un vocablo creado o recuperado en referencia a una época histórica y, en este sentido, constataba además que la importancia del mismo no se encontraba en el nombre sino en su sentido social y cultural. Desde aquellos años setenta y ochenta en los que se formó esta Nueva Museología, la misma, a nivel general, cambió, mutó y fue redefiniendo el propio concepto de museo. El resultado es que en la actualidad, el museo se entiende como una organización sin fines lucrativos que colecciona, analiza, investiga, preserva y difunde un patrimonio natural y cultural, aumentando la cantidad y calidad del conocimiento. Los museos a día de hoy, como reza su definición, son instituciones “al servicio de la sociedad y de su desarrollo”. Para que esto pueda llevarse a cabo, los museos deben adaptarse y convertirse en auténticos espejos del tiempo en el que habitan. España, en los últimos años, ha visto crecer numerosas experiencias cercanas a los postulados de la Museología Social. En algunos museos están renovando esta tipología museística por dos vías: la transferencia de conocimiento y la innovación social. Estos dos conceptos, innovación y participación, han sido tratados en numerosas ocasiones, pero en este caso se plantea una renovación de los mismos, fundamentalmente desde sinergias horizontales en vez de verticales. Nos gustaría poder acabar estas líneas con una “nueva” definición del museo, pero si algo nos ha enseñado la evolución de las ciencias sociales y humanas, es que ciertos paradigmas que engloban, como en este caso, a una diversidad social y cultural tan amplia necesitan de procesos de reflexión, diálogo y debate a largo plazo.
Resumen realizado por José María Amate Sánchez