Entre resistencia y metamorfosis: los museos de etnografía
Fernanda Celis González
Revista de Museología, ISSN 1134-0576, n. 71, 2018, p. 91-101
El Museo Etnológico de Barcelona (MEB) reabrió sus puertas el 4 de octubre de 2015. Unos meses antes se inauguraba el nuevo Museo de las Culturas del Mundo de Barcelona (MCMB), donde se exponen piezas etnográficas de todo el mundo para mostrar “la diversidad cultural mediante la experiencia artística de los pueblos desde una perspectiva pluridisciplinaria”. La renovación del MEB y la creación del MCMB pueden inscribirse en la lógica de redefinición de los museos etnográficos.
Para todo museo, parece que la revisión y readaptación de sus discursos es más que deseable. La resistencia de los museos de etnografía encarna un proceso metamórfico que permite a estas instituciones reinventarse y readaptarse a los mundos contemporáneos. Replantear los modelos de representación de las culturas en los museos implica replantear el lugar de los otros en nuestro mundo. Hoy en día el panorama etnográfico de Barcelona se divide en dos vertientes que representan la etnografía de un mundo propio frente a la de los mundos ajenos. En Madrid podemos recordar el Museo del Pueblo Español y el Museo Nacional de Etnología. En este artículo podremos observar los diferentes modelos de adaptación para los museos etnográficos a nivel nacional, aplicado a las colecciones etnográficas de las culturas exóticas y a las colecciones etnográficas de las culturas próximas. La metamorfosis emprendida por algunos museos etnográficos europeos para hacer frente a los cambios tanto de disciplina como del mundo que ésta representa, ha ido generando diferentes modelos museográficos que podemos inscribir en un amplio contexto de la representación de la alteridad. Con la partida de las colecciones etnográficas exóticas de los museos que proponen una visión crítica hacia unas instituciones que han decidido emplear una aproximación estética de dichas colecciones, ha dado como resultado un silencio sobre la cuestión clave de la crítica poscolonial. Más allá de las apreciaciones que podamos tener sobre cada uno de los modelos identificados, cada uno funciona coherentemente en sí mismo. Por ello se insiste en la totalidad del panorama y en la inserción de los casos tratado en un contexto amplio. El vacío entre las instituciones es donde descansa ahora el discurso poscolonial, que se ha quedado flotando entre un modelo en el que la estética amortigua los discursos críticos sobre las colecciones coloniales y una antropología sin objetos coloniales sobre los que ejercer su mirada crítica.
Resumen realizado por José María Amate Sánchez