Biblioteca y Tipografía
La biblioteca es el lugar que dispone de un considerable número de libros ordenados para la lectura. En la Biblioteca Nacional de España, hay más de 21.000.000 de piezas (la mayoría libros, pero también revistas, periódicos, carteles, partituras, mapas, ex libris, tarjetas postales y fotografías). Traducido todo eso a matrices tipográficas daría millones de millones, de modo que la custodia de tan apacibles y eficaces habitáculos públicos lleva implícita la de los esfuerzos tipográficos invertidos para mejorar la legibilidad ––y con ella el aspecto–– del libro impreso.
Contemplada desde esta perspectiva, la Biblioteca Nacional de España rebosa una belleza tipográfica que hay que contemplar a hurtadillas desde una cierta preparación intelectual y algo de curiosidad, porque salida del escondite y abierta de par en par la tipografía nos pasa sencillamente desapercibida porque no reparamos en su belleza sino sólo en su utilidad.
«Cuanto más clásico es un libro —decía el gran impresor y grabador italiano Giambattista Bodoni-–, tanto mejor es que la belleza de los caracteres se muestre completamente sola en él». Siguiendo al pie de la letra la recomendación de uno de los más insignes tipógrafos de la historia, redundante con la del sublime Aldo Manuzio, de quien decía Paul Westheim tratando de libros ilustrados que «los italianos ya se deleitaban bastante con los libros impresos por Manuzio, de tipografías tan refinadas que no necesitaban ilustraciones», véanse la serie de páginas tipográficas inmortales o paradigmáticas que se muestran en las vitrinas.