Recorrer con Zorrilla el siglo XIX es adentrarse en varios escenarios en los que se representan distintas obras teatrales. En uno de ellos nos encontramos con un joven que aspira a ser poeta y que pronuncia unos sonoros versos en el entierro del periodista Larra. De ahí salta a los cafés, redacciones de periódicos y teatros de un Madrid que bulle de actividad y en el que encuentra un lugar para dar a conocer sus composiciones poéticas y dramáticas. Conoce a su muy admirado José de Espronceda, lee sus composiciones en el Liceo Artístico y Literario y colabora en la prensa periódica, en especial en la revista más importante del romanticismo español: El Artista. Sus Poesías son muy bien acogidas por la crítica y por el público.
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