Uno de los grandes hitos en la exploración del Nuevo Mundo tuvo lugar en 1520, cuando la expedición española al mando del portugués Fernando de Magallanes consiguió atravesar el estrecho que lleva su nombre. Con ello esta expedición permitió dibujar los límites meridionales  del continente sudamericano. Hasta entonces ese extremo permanecía oculto bajo la orla de coordenadas que bordeaban los mapas.

Conocer el extremo meridional de América permitía cerrar el dibujo  de su contorno, pero no simplificaba la realización de un mapa. Su posición más al sur que el cabo de Buena Esperanza africano hizo recurrir a soluciones diversas, como la partición  y el solapamiento de territorios.

Si bien esto ya inició con Blaeu a comienzo del siglo XVII continuó imprimiéndose hasta el siglo XVIII, siendo uno de los últimos ejemplos el mapa de Samuel Thornton donde el contorno de América del Sur se interrumpe para incorporarse al interior del continente, incluyendo un mapa dentro de otro.