En escena: María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza

En escena: María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza
25 de Marzo de 2025

A pocos días del 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, queremos rendir homenaje a uno de los matrimonios que moldeó y prestigió la escena teatral española e hispanoamericana durante un cuarto de siglo.

"Melius est clarum fieri quam nasci" ("Mejor que nacer ilustre es convertirse en tal") es el epígrafe que adorna la biografía de la actriz María Guerrero, apodada "la grande", escrita por Felipe Sassone en 1943. En esta obra, se subraya la dificultad de narrar la vida de esta gran artista, considerando que su fama se debió en parte a su carácter fuerte, lo que le valió el sobrenombre de "María la Brava". 

María Guerrero provenía de una familia en la que el arte y la cultura se mezclaban con la vida cotidiana. Su padre, Ramón Guerrero, abandonó la carrera militar para convertirse en un renombrado tapicero-decorador. En 1867, tuvo a su cargo la decoración de muebles y accesorios en varios teatros de la Corte, incluyendo el Teatro de la Comedia, que era dirigido por Emilio Mario. Fue precisamente en este teatro donde María descubrió su vocación a los 17 años, mientras presenciaba una actuación de la destacada actriz Elisa Mendoza Tenorio. 

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María Guerrero (JIN/86/105)

Ramón Guerrero, deseando brindarle la mejor educación a su hija, le proporcionó clases particulares con Teodora Lamadrid, una actriz retirada. Un año más tarde, en 1885, María debutó en el mismo escenario con la obra Sin familia de Miguel Echegaray, a pesar de que su maestra Teodora deseaba para ella un papel con más desafíos dramáticos.

María logró convertirse en primera actriz en el Teatro de la Comedia a los 19 años, aunque de manera efímera, con la interpretación del drama Gloria de Leopoldo Cano (MSS/14737). Sin embargo, Don Mario, el director del teatro, la consideraba aún inmadura y se opuso a que continuara en ese puesto, lo que desencadenó un conflicto entre ella, su padre y el director. María finalmente abandonó la compañía, pero en 1891, se convirtió en primera actriz en el Teatro Español, donde interpretó obras clásicas y se convirtió en musa para autores como Benito Pérez Galdós y los hermanos Álvarez Quintero.

María continuó ampliando su formación teatral en París, pero a pesar de su intento por alejarse de la escena española, su deseo de regresar a Madrid, donde la esperaba Teodora, prevaleció. Recibió ofertas de las empresas de Antonio Vico y Emilio Mario, optando por las segundas, y su regreso a Madrid marcó un punto de inflexión en su carrera. Un consejo de José Echegaray, quien le dijo: "No leas las reseñas teatrales; ni las favorables siquiera. Estudia tú sola; trabaja para ti sola", acompañó el éxito de María en la interpretación de Mariana, una obra que inauguró un nuevo capítulo en su carrera. 

La Biblioteca Nacional conserva un manuscrito del borrador de la obra dedicado a la actriz y en el que se puede leer: “A Mariita, como recuerdo de su triunfo, lo firma Don José”.

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Mariana, drama en tres actos y un epílogo por José Echegaray (MSS/21805/4)

Autora de varios triunfos, incluyendo A la orilla del mar (MSS/21805/3), durante los años 1893 y 1894 estrenó otras obras famosas de don Benito Pérez Galdós y de Feliú y Codina, como es el caso de La Dolores (MSS/21806/1), de la que también se conserva un borrador con una dedicatoria en la hoja de mención de actores: “A la inspirada y distinguida 1ª. actriz Sta. Dª María Guerrero ofrece este ejemplar avant la scène, un admirador y amigo afectuoso”. 

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La Dolores, drama en tres actos, original, en verso. José Feliú y Codina (MSS/21806/1)

Además, forjó una alianza artística con Fernando Díaz de Mendoza, quien había debutado ya con Don Álvaro o La fuerza del sino (T/8652) y pronto, protagonizaría María Rosa o Mancha que limpia (MSS/21805/7) junto a ella. Esta colaboración los llevó a un vínculo más estrecho, culminando en su matrimonio el 10 de enero de 1896. 

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[Cartas], 1894 1896, Barcelona, a Mariita / Ángel Guimerá (MSS//21810/22)

Antón del Olmet y Torres Bernal escribieron en su libro Los grandes españolesMaría Guerrero que María y Fernando se complementaban al fusionarse en un único ser artístico. "Ella ha sido el genio. Él, el estudio. Ella, la fuerza inmensa y desbordante. Él, la fina conclusión que remata delicadamente. No cabe mejor unión para el arte.” Surgió entonces la Compañía Guerrero-Díaz de Mendoza.

Desde finales del siglo XIX, sus compromisos artísticos en Latinoamérica hicieron que su relación con la escena española se volviera compleja. Fue entonces cuando Fernando Díaz de Mendoza adquirió el Teatro de la Princesa el 20 de marzo de 1908, convirtiéndolo en el epicentro de las actuaciones de María Guerrero. Hoy en día, este teatro, propiedad del Estado, lleva su nombre y es una de las sedes del Centro Dramático Nacional. Lo inauguran el mismo mes de noviembre precisamente con Doña María la Brava, (MSS/21806/4) una obra que escribió a la pareja expresamente Eduardo Marquina. En ese escenario se estrenaron obras de autores notables como Jacinto Benavente y Valle-Inclán. 

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María Guerrero caracterizada de María Rodríguez de Monroy en Doña María la Brava, obra de Eduardo Marquina (KAULAK/7/19/11)

Tras giras por Latinoamérica, María y Fernando adquirieron también el Teatro Cervantes en Buenos Aires. Sin embargo, su economía se vio seriamente afectada, lo que los llevó a residir en los pisos superiores del edificio del Teatro de la Princesa en Madrid, donde añadieron una quinta planta. Esta sería su residencia hasta el fallecimiento de María, siete años después, el 23 de enero, tan solo nueve días después de su última función, Doña Diabla (T/50391) de Fernández Ardavín.

María Guerrero desempeñó un papel fundamental en la evolución del teatro, elevando su importancia a niveles comparables a los mejores. Dotada de una habilidad excepcional tanto en el escenario como en los bastidores, se esforzó por el desarrollo de mejoras en mobiliarios y vestuarios, por una buena remuneración de los actores e incluso inició el apagar las luces durante las funciones. Este cambio marcó una transición crucial en la forma en que se percibía y disfrutaba el teatro, centrándose más en la actuación en el escenario y creando un ambiente más inmersivo para el público. Fue una apasionada defensora de la creación de nuevas obras y una ferviente revitalizadora del teatro clásico español. No solamente participó de manera activa en la vida cultural de su época, sino que también se convirtió en una musa para muchos de los grandes escritores de su tiempo. Antón del Olmet y Torres Bernal escribían: “Sin ella, ¿habrían tenido Echegaray, Galdós, Guimerá, Benavente, Los Quintero, Linares, Martínez Sierra, Marquina, escenario sugeridor, cartel apetecible, intérprete soñado, guía y resumen de éxitos?”.

Además de su presencia en el mundo teatral, María Guerrero fue inmortalizada en lienzos por algunos de los más eminentes pintores de su época, como Joaquín Sorolla (La actriz María Guerrero como La dama boba), Raimundo Madrazo (La actriz María Guerrero como “Doña Inés”) y Emilio Sala (María Guerrero), cuyos retratos se conservan en el Museo del Prado. Su repertorio abarcó una amplia variedad de roles y géneros, demostrando su versatilidad y talento. Además, su compromiso con el teatro español la llevó a trasladar las obras y autores españoles más allá de nuestras fronteras. 

La Biblioteca Nacional de España conserva borradores de obras de teatro originales, algunos dedicados a la actriz, así como la correspondencia mantenida con importantes autores y profesionales del mundo de la interpretación como, Leopoldo Alas, Tomás Luceño, Balbina Valverde, Teodora Lamadrid e incluso Emilia Pardo Bazán, entre otros, recibida para ella y su marido, Fernando Díaz de Mendoza y Aguado. Todo este valioso material se encuentra reunido en el Fondo de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza.

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María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza (KAULAK/7/19/3)

Gracias a María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, el teatro español alcanzó nuevas cimas de excelencia y prestigio, contribuyendo a la difusión de la cultura teatral española en todo el mundo y consolidando su legado. 

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