El acto sublime de la coronación

El acto sublime de la coronación
18 de Mayo de 2020

¿Sabías que en la Biblioteca Nacional de España se conservan algunos objetos personales de destacados personajes del siglo XIX?

 

Una corona y una pluma, ambas de plata, nos acercan a la figura de Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) dramaturgo, traductor, crítico literario y profundo conocedor de los clásicos. No son los únicos objetos personales del distinguido poeta que se conservan en la institución de la que fue su director entre 1862 y 1875. Sin embargo, estas dos piezas singularizan el reconocimiento y entronización de un hacedor de palabras, bien medidas y ensambladas como sabía hacer el artesano ebanista. Este acto público encontró su escenografía social durante el período romántico. Una divinización laica que comportaba un reconocimiento social. En palabras de Paul Benichou[1] el romanticismo es una consagración del poeta. Ceremonias en las que se deificaba al poeta como a los héroes y reyes, pues también en la antigüedad más pretérita se reconocía el linaje y avatares con hojas de laurel ensartadas. La iconografía ofrece amplios repertorios de poetas, filósofos y músicos tocados con el distintivo de una corona de laurel. Las mismas fuentes son una ventana que permite conocer los estudios o bufetes de artistas embellecidos de coronas laureadas.

La coronación de Quintana (http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003245850&page=19) La coronación de Quintana (http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003245850&page=19)

Desde mediados del siglo XIX hasta el final de la centuria tenemos noticias de estas ceremonias en nuestro país. Fueron, algunas de ellas, de gran empaque, con un ajustado protocolo, cuyas celebraciones dieron lugar a días de fiesta, todo ello recogido por la prensa del momento.

Una de las coronaciones más singulares fue la del poeta Manuel José Quintana[2], en el salón de Sesiones del Palacio del Senado. La reina Isabel II presidió el acto y ciñó la corona al ilustre poeta. Juan Eugenio Hartzenbusch,  presidente de la comisión, entregó la corona de oro al duque de la Victoria, quién, a su vez, se la ofreció a la Reina. La corona y la bandeja que le ofrecieron a Quintana se conservan en la Academia de la Historia. La corona de oro está formada por hojas de laurel entrelazadas y recogidas en una cinta con una inscripción grabada: “Al gran Quintana/La Prensa/ Periódica/Los Amantes/de las/Glorias/de /España/la Nación Entera/1855”[3].

Manuel José Quintana. BNE IH/7555/11 (http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000035225&page=1)Manuel José Quintana. BNE IH/7555/11 (http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000035225&page=1)

Cartel de las fiestas del Corpus y Coronación de Zorrilla. BNE CART.P/154 http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000018772&page=1 Cartel de las fiestas del Corpus y Coronación de Zorrilla. BNE CART.P/154 http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000018772&page=1

Otra coronación excepcional fue la de José Zorrilla (1817-1893), prevista inicialmente para el 17 de junio de 1889 a las 6 de la tarde. La ciudad de Granada se vistió para homenajear al poeta coincidiendo con la celebración de la fiesta del Corpus Christi, aunque las celebraciones tuvieron que posponerse unos días[4].

Fue coronado de oro, del mismo Darro, en un solemne acto oficial y en una explosión de popular regocijo. El Palacio del emperador Carlos V, convenientemente engalanado para la ocasión de rojo carmesí, fue el escenario elegido. Las crónicas de la época relatan con prolijos detalles cómo se sucedieron los acontecimientos. Recibió diferentes ofrendas: varias coronas (de la Cámara Oficial de Comercio, del Círculo Artístico y Literario de Madrid, del Gremio de Plateros y Joyeros y otra, regalo de Amalia Hernández Pardo, según consta en las inscripciones), dos plumas, una rama de laurel además de otros regalos. Después de que algunos de los presentes pasaran por la casa de empeños, fueron recuperados por la reina María Cristina[5] y, finalmente, depositados en la Real Academia de la Lengua, donde se muestran en la Sala de Directores.

Despacho de Zorrilla. La Ilustración Española y Americana, 30 de enero de 1893Despacho de Zorrilla. La Ilustración Española y Americana, 30 de enero de 1893

José Zorrilla (1842). Antonio María Esquivel. BNEM CE0144José Zorrilla (1842). Antonio María Esquivel. BNEM CE0144

Corona de plata de José Zorrilla regalo del Círculo Artístico y Literario de Madrid. Real Academia EspañolaCorona de plata de José Zorrilla regalo del Círculo Artístico y Literario de Madrid. Real Academia Española

Unos meses antes de la muerte de Juan Eugenio Hartzenbusch[6] tuvo lugar la ofrenda al autor de Los amantes de Teruel. Una ceremonia emotiva y cargada de simbolismo, aunque recogida e íntima: “El acto fue solemne y conmovedor. El Sr. Hartzenbusch, poseído de gratísima emoción, demostró su agradecimiento dando un beso a la corona que se le ofrecía, en testimonio, según dijo, de cariño hacia sus amigos”[7].

J.E.Hartzenbusch (1876). I. Suárez Llanos. BNEM CE0123J.E.Hartzenbusch (1876). I. Suárez Llanos. BNEM CE0123

J.E. Hartzenbusch (1855). Mariano de la Roca. BNEM CE0125J.E. Hartzenbusch (1855). Mariano de la Roca. BNEM CE0125

La corona forma parte de la exposición permanente del Museo; la pluma ha sido recientemente incorporada a la colección de bienes histórico- artísticos. Así mismo, estamos en disposición de contextualizar y documentar en qué momento dichas piezas ingresaron en la Biblioteca Nacional. La tradición oral asumía que ambas habrían sido depositadas por su hijo Eugenio Hartzenbusch e Hiriart, también vinculado a la institución madrileña, habiendo desempeñado el puesto de oficial primero del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.

Corona de Eugenio Hartzenbusch (Exposición permanente del Museo)Corona de Eugenio Hartzenbusch (Exposición permanente del Museo)

La documentación conservada en el Archivo de la Biblioteca ha sido clave para trazar la historia de estas dos piezas[8]. Efectivamente, fue su hijo quién determinó que algunos bienes que habían pertenecido a su padre y a él mismo debían conservarse en la sede del Paseo de Recoletos. A su fallecimiento, el 7 de marzo de 1910[9] su albacea testamentario, D. Aurelio del Río, en cumplimiento de la segunda cláusula, comunicó al director de la Biblioteca Nacional[10] la voluntad expresada. En el inventario se cita “Una corona de plata con la inscripción al Excmo. Sr. Don Juan Eugenio de Hartzenbusch de los admiradores del Teatro Español con motivo de los Amantes de Teruel con su estuche”. Esta cita hace referencia a la inscripción que figura en las cintas de plata: “A D. Juan E. Hartzenbusch/1880/Los Amantes de Teruel/Admiradores del Teatro Español”. El drama teatral, Los amantes de Teruel, se estrenó el 19 de enero de 1837[11] en el teatro Príncipe y consagró al autor.  En La Violeta se reconoce este triunfo “el primer laurel que había de ceñir la frente de un genio” [12].

La corona presenta características muy similares a los ejemplos anteriormente comentados: dos ramas circulares cuajadas de hojas de laurel y bayas entremezcladas y recogidas por una cinta anudada que ampara la inscripción que alude a los donantes u oferentes.

Corona de plata y detalle de la inscripción. BNEM CE0069Corona de plata y detalle de la inscripción. BNEM CE0069

La Biblioteca Nacional no fue la única institución que recibió el legado de la familia Hartzenbusch. En la cláusula séptima del testamento se disponía que pasaran al Museo Arqueológico Nacional “varios objetos de la propiedad los unos y del uso personal los otros de su difunto padre el eminente literato e insigne dramaturgo Don Juan Eugenio Hartzenbusch (q.d.D.g) …”, entregados por el albacea en los primeros días del mes de agosto de 1910. No obstante, la dirección del Museo Arqueológico consideró que, dado que no eran objetos arqueológicos[13]3, lo más oportuno sería su depósito en la Biblioteca. El entonces director del Museo, D. Rodrigo Amador de los Ríos (1911-1916), dirigió un informe al Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes y éste concluyó que “En vista de su oficio fecha 13 de julio último y de conformidad con lo informado por la Junta de Archivos, Bibliotecas y Museos; Esta Subsecretaría ha tenido a bien disponer que los objetos entregados a ese Museo por la herencia de D. Eugenio Hartzenbusch, sean destinados a la Biblioteca Nacional de la que fue Director dicho ilustre literato”. La orden de la Subsecretaría está fechada el 13 de noviembre de 1911. Para finales del mismo mes, se hace entrega de dichos objetos que “conmemoran la saliente personalidad del autor de “Los Amantes de Teruel”. En el inventario que acompaña a la entrega, se describe una “pluma de plata sobredorada y nácar”.

Pluma de plata sobredorada y nácar. BNEM CE02547Pluma de plata sobredorada y nácar. BNEM CE02547

La fina pluma presenta un cuerpo torneado en nácar y el cañón remata en un haz de barbillas. En la parte central aparecen las siguientes inscripciones: “Doña Mencía/Madrid 1838/ Los Amantes de Teruel”. En el cálamo al que se une los hilos de pluma: “La Empresa de Teatros/ A D. J. E. Hartzenbusch[14].

Tanto la corona de Hartzenbusch como la de Zorrilla, regalo del Círculo Artístico, son de hechura muy semejante, pudiendo aventurarnos a conjeturar que pudo ser el mismo taller madrileño el que las ejecutara. Con todo, ninguna de las coronas presenta marcas que nos ayuden a delimitar esta presunción. Por el contrario, las dos plumas entregadas a Zorrilla acusan diferencias muy notables frente a la de Hartzenbusch.

La corona como objeto simbólico y de exaltación se incluyó entre aquellos bienes relacionados con lo literario, con la creación, junto con los manuscritos, impresos y la biblioteca del escritor con destino a la Biblioteca Nacional. Por otro lado, la pluma por ser un instrumento de carácter utilitario se reunió con el conjunto de piezas de uso personal destinadas para formar parte de las colecciones del Museo Arqueológico. Siguieron caminos distintos a pesar de que ambas piezas se concibieron como un conjunto y fueron entregadas en la ceremonia de reconocimiento de la figura del escritor.

Aunque no sean muy numerosas las piezas que de esta naturaleza nos han llegado, fue una práctica relativamente frecuente celebrada por la sociedad decimonónica. Escritores, actores[15], músicos, entre otros, recibieron la gratitud de sus contemporáneos, de los amigos y colegas más cercanos, también desde el anonimato, al abrirse suscripciones para tal fin. Generalmente fueron ceremonias públicas; en otras ocasiones, encuentros más cercanos y familiares como en el caso que nos ocupa, dado que, para esas fechas, Hartzenbusch se encontraba enfermo. Al legado Hartzenbusch o los papeles de Hartzenbusch de la Biblioteca Nacional[16] hay que sumar estas dos piezas que hemos podido hermanar a partir de la certidumbre documental. Otro contexto nos permitirá entretejer la figura del escritor con el resto de los objetos que le acompañaron durante su vida y que su hijo consideró importante que se conservasen junto a sus papeles manuscritos.

[1] Paul Benichou, La coronación del escritor 1750-1830, Fondo de Cultura Económica, México, 1981, pp.254.

[2] El acto se celebró en Madrid el 25 de marzo de 1855. Coronación del Eminente Poeta D. Manuel José Quintana, celebrada en Madrid, a 25 de marzo de 1855, Madrid, Impreso en las Máquinas de M. Rivadeneyra, Salón del Prado, núm. 8, 1855. BNE 1/64503. Programa para la coronación del eminente poeta D. Manuel José Quintana. BNE MSS/20800/4/4. Corona poética dedicada al Excmo. Sr. D. Manuel José Quintana, con motivo de su coronación, por los redactores de La España Musical y Literaria, publicada por D. José Marco, director de la sección literaria del referido periódico, Madrid, Imprenta de José Rodríguez, calle del Facor, núm. 9, 1855. BNE 1/44930.

[3] La corona lleva las marcas del artífice José Ramírez de Arellano. Para esas fechas era director de la Real Fábrica de Antonio Martínez y en 1852, la reina Isabel II, lo había nombrado platero de la real Casa y Cámara de S.M.

[4]  La Ilustración Artística, nº 395, 1889, pp.248. La Ilustración Española y Americana, 8 de julio de 1889 y 30 de junio de 1889. BNE BA/13323.

[5] Depósito de la Real Casa y Patrimonio a la Real Academia de la Lengua en 1897. Cesión de la Real Casa y Patrimonio a la RAE en 1920. http://archivo.rae.es/zorrilla/corona-de-laurel-con-hojas-de-plata-y-botones-de-oro-2/ [Consultado 19/4/2020].

[6] El fallecimiento de Juan Eugenio Hartzenbusch aconteció el 2 de agosto. Murió en su casa de la calle Leganitos, 13.

[7] La Época, 9 de abril de 1880.

[8] BNE-A, CTD0495/01- CDT0500/01. Agradecemos a Ignacio Panizo toda la ayuda prestada.

[9] Otorgó testamento el 18 de marzo de 1903 ante el notario Francisco Tovar y Vitón.

[10] Entre 1898 y 1912 fue director de la BNE Marcelino Menéndez y Pelayo. La carta dirigida al director tiene fecha de 8 de julio de 1910. El 20 de julio el secretario de la Biblioteca Nacional en nombre del director comunica al albacea que puede hacer entrega de los bienes.

[11] Leonardo Romero indica que el drama se había estrenado en 1836.Véase: Leonardo Romero Tobar, Panorama crítico del Romanticismo, Castalia, Madrid, 1994, p.255.

[12] La Violeta, 1865, nº145.

[13] Concretamente se cita “y que los objetos legados no son arqueológicos en el día”.

[14] En 1838 se estrenó Doña Mencía o La boda de la Inquisición.

[15]A sus pies una corona de laurel. Fue actor, teórico y docente vinculado al Real Conservatorio de Música y Declamación.

[16] http://www2.bne.es/AP_publico/irVisualizarFondo.do?idFondo=84&volverBusqueda=irBuscarFondos.do

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