Donaciones de Kaulak a la Biblioteca Nacional de España
Después de un minucioso trabajo técnico de reinstalación, conservación, identificación, inventario y catalogación del archivo fotográfico de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo, la Biblioteca Nacional de España ha querido mostrar al público estos resultados en la exposición Kaulak: fotógrafo, pintor y escritor, comisariada por Juan Miguel Sánchez Vigil[1]. Título muy acertado, ya que muestra algunas de las facetas más relevantes de este polifacético hombre de la Restauración: jurista, funcionario, político, escritor, crítico artístico, músico, pintor, pero por encima de todo, fotógrafo.
Después de las investigaciones del propio Juan Miguel Sánchez Vigil[2] a las que se suman las aportaciones parciales de Mónica Carabias Álvaro[3], Juan Pando Despierto[4], Antonia Salvador Benítez[5] y Wifredo Rincón García[6], resulta difícil añadir novedades. Por nuestra parte, deseamos contribuir a esclarecer algunos aspectos aludidos en estos estudios mediante el espigueo de documentos procedentes del Archivo de la Biblioteca Nacional de España.
Kaulak se identificó con los destinos familiares que había encabezado su famoso tío-abuelo y homónimo, Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Gobierno y motor de la política española en el último cuarto del siglo XIX. Nunca renegó de su recuerdo porque era consciente de que una de las fuentes de su bienestar procedía de los beneficios que le había llegado de su tío en forma de contactos, relaciones personales, cargos públicos y sinecuras y luego, tras su asesinato, como heredero de una parte de sus bienes.
Resulta interesante observar la continuidad de gustos y aficiones del tío en el sobrino, si bien, desarrollados de forma más discreta. Parece como si el tío marcara los pasos de Kaulak: ambos licenciados en Derecho, luego se aseguraron la vida como servidores del Estado en la Administración central como funcionarios o políticos, lo que les permitió constituir un patrimonio inmueble y financiero. Los dos personificaban el modelo del burócrata español decimonónico que compartía su tiempo en el rutinario trabajo administrativo con la participación en empresas privadas y aún encontraban hueco para el esparcimiento intelectual. En las aficiones, también hubo muchos puntos de contacto, ya que los dos estaban interesados en el pasado de España: Antonio Cánovas tío, desde el cultivo de la Historia; Antonio Cánovas sobrino, apasionado de la Historia del Arte[7]. Los dos se dejaron seducir por la Literatura como escritores y periodistas y animaban las tertulias y cenáculos madrileños.
El líder de los conservadores completó su oficio de historiador como coleccionista de libros y documentos. Se le considera uno de los mejores bibliófilos del último tercio del siglo XIX en un momento en que sobresalían los buscadores de tesoros librescos[8]. Cánovas seguía la tradición familiar que venía de atrás con otro insigne bibliófilo: su tío Serafín Estébanez Calderón, de quien redactó su biografía[9]. Kaulak apreció esta faceta de sus tíos ya que heredó una parte de la bien nutrida biblioteca de su homónimo. Para ello, redactó varios catálogos y parece que se reservó aquellos impresos que se acercaban más a sus gustos personales: las Bellas Artes[10]. Pero Kaulak no era el prototipo del bibliófilo-bibliómano huraño que satirizaron célebres escritores decimonónicos[11]. Tanto es así, que no dudó en desprenderse de su lote ofreciéndolo a la Biblioteca Nacional[12] y a la Biblioteca Real, razón por la cual están en ambos centros algunos de los catálogos[13]. Finalmente, la biblioteca del político se desperdigó y de ello se benefició la Biblioteca Nacional para hacerse con algunos ejemplares antiguos aún identificables por su exlibris[14].
Antonio Cánovas, como historiador, compraba documentación histórica como material que le podía venir bien para sus trabajos centrados en la Edad moderna (esplendor y decadencia de la España de los Austrias). En aquella época abundaban los manuscritos y expedientes descabalados, que no eran tan apreciados por los bibliófilos, más centrados en el libro manuscrito medieval o en el impreso antiguo[15]. Aquí conviene aludir a otro de sus familiares, Guillermo de Osma, quien -a través del Instituto Valencia de Don Juan- fue adquiriendo también mucha documentación histórica, como el renombrado archivo de los condes de Altamira[16]. Su hermana, Joaquina de Osma Scull se había casado con Antonio Cánovas del Castillo[17]. Además, Kaulak mantenía estrecha amistad con otros afamados bibliófilos a los que retrató, como José Lázaro Galdiano[18], amistad que le venía de su tío Antonio[19].
Kaulak heredó algunos de estos conjuntos documentales de su tío-abuelo. No tenían vinculación con sus gustos sobre Arte, por lo que en dos ocasiones los ofreció a la Biblioteca Nacional.
La primera donación data del 21 de marzo de 1906. Es una carta manuscrita remitida por Kaulak al Secretario de la Biblioteca Nacional ofreciendo un “paquete de papeles manuscritos”[20]. Por desgracia, no aporta más detalles, por lo que es imposible su identificación.[21]

El segundo ofrecimiento viene en una carta fechada el 22 de octubre de 1909, autógrafa de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo (con membrete impreso de su célebre galería fotográfica sita en el arranque de la calle de Alcalá), dirigida al director de la Biblioteca Nacional, que por entonces era el célebre bibliófilo Marcelino Menéndez Pelayo, a quien, por cierto, retrató en 1906[22]. Este documento es más explícito en cuanto a lo que ofrece y su procedencia: “tengo el honor de remitir a V. adjunto, como donativo para la Biblioteca que tan dignamente dirige, un paquete de manuscritos, conteniendo autógrafos de los generales Lafayette y Espoz y Mina, y Príncipe de la Paz, con anotaciones de D. Antonio Cánovas del Castillo”[23].

El Servicio de Manuscritos e Incunables conserva bajo la signatura MSS/14613/26 sesenta documentos del general francés Lafayette, uno de los héroes de la Revolución Francesa, dirigidos al coronel Ignacio López Pinto, fechados entre 1829 y 1832. Son muy interesantes para conocer los entresijos de los conspiradores liberales exiliados en Francia e Inglaterra y su ansiedad para preparar sus asonadas. Aparecen citados personajes históricos de la talla de Torrijos y Manuel Flores Calderón, no así Espoz y Mina (aludido en la carta de Kaulak), que era el más destacado de todos ellos[24]. Pensamos que este lote puede adecuarse a la carta de 21 de octubre de 1909.

Otro bloque de documentos históricos mencionado en la carta de 1909, relacionados con Manuel Godoy, por entonces duque de Alcudia, es identificable con el actual manuscrito de la Biblioteca Nacional de España con signatura MSS/20285/12. Una antigua carpetilla corrobora esta procedencia. Compone este bloque la correspondencia de Godoy con Francisco de Zamora, comisario regio en el reino de Navarra, en un momento histórico determinante: 1795, durante las hostilidades de la Guerra de la Convención con la ocupación francesa de una parte del territorio vasco-navarro. Cuarenta y dos documentos entre originales y copias permiten seguir las conversaciones confidenciales entre el privado del rey y su representante. Salen a relucir temas tan delicados como el ardor bélico de los naturales, las diferentes opciones bélicas, el suministro de la tropa o la inestable situación política de las Vascongadas y Navarra[25].
Además del interés intrínseco informativo de esta correspondencia, que viene a completar lo que dicen otros fondos archivísticos más conocidos del Archivo Histórico Nacional (fondo del Depósito de la Guerra)[26], del Archivo General y Real de Navarra (Sección Guerra)[27] y del Archivo General Militar de Madrid[28], resulta interesante por su procedencia. En efecto, la inestabilidad política española de los reinados de Carlos IV, Fernando VII e Isabel II atrajo a los intelectuales de la época de tal forma que ya en el siglo XIX se desarrolló un apasionado coleccionismo de fuentes manuscritas para documentar estas décadas tan convulsas. Lógicamente la Guerra de la Independencia se llevaba la palma, pero también otras confrontaciones bélicas como la Guerra de la Convención (conocida de otra forma como Guerra de los Pirineos) o las guerras carlistas. También llama la atención el interés de Cánovas del Castillo por la situación institucional y militar del País Vasco y Navarra y su confrontación política y jurídica con la corte. No en vano a él le tocó gestionar otra versión de estas diferencias después de la tercera guerra carlista con la anulación de los fueros vascos y el convenio de Tejada Valdosera con la Diputación de Navarra (1876-1877)[29].
Finalmente, otros manuscritos donados en 1909 por Kaulak relativos a Manuel Godoy “con anotaciones de D. Antonio Cánovas del Castillo” se localizan bajo la signatura MSS/12970/6[30]. Se trata de tres cuartillas autógrafas de Cánovas del Castillo con alusiones a la vida de Carlos IV, la reina María Luisa y Manuel Godoy, extraídas de las Memorias de Josefa Tudó. Estas seis hojas de diferente tamaño quedaron conservadas en una carpetilla moderna con una interesante anotación bibliotecaria. Indica ser donación de Antonio Cánovas Vallejo en 1909 y que “el mismo señor regaló en dicha fecha varios impresos, todos del 1795, a saber: leyes y proclamas de la Convención y varios ejemplares del Monitor oficial de Francia, con noticias de la guerra contra España, los cuales se entregaron a la sección de Varios”.


Antigua papeleta del fichero de procedencias de manuscritos en donde se registran las donaciones de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo. BNE-A, Registro Topográfico 0284/001
La generosidad de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo no terminó ahí. A partir de 1904 convirtió su pasión por la fotografía en un segundo empleo, que le reportó fama y dinero. Como por su estudio fotográfico posaban las celebridades del país (familia real, nobleza, intelectuales, artistas, actrices), tanto él como periodistas y personas avispadas se percataron del enorme valor de sus retratos de cara al futuro[31]. Estas “figuras”, como así designaba a las fotografías de retratos individuales, constituían un verdadero tesoro iconográfico de interés presente y futuro. Él iba seleccionando las más importantes para constituir un selecto “Museo Iconográfico” con sus álbumes y ficheros[32]. Desde fuera le presionaban para que este archivo se conservase. Su historia es bien conocida gracias a Juan Miguel Sánchez Vigil[33], así como los tres grandes ingresos en la Biblioteca Nacional de España (1989, 2003, 2006) perfectamente narrados por Belén Palacios Somoza[34].
Antes de 1989 ya había fotografías de Kaulak en la Biblioteca Nacional. Habían ingresado de forma indirecta a través del fondo de la Junta de Iconografía Nacional[35]. Esto es conocido[36] y, de hecho, figuran varias de ellas con sus carpetillas y cartulinas en la actual exposición[37]. El documento justificativo se localiza en el Archivo de la Biblioteca Nacional, que conserva el archivo de esta Junta suprimida en 1970. En el acta de la sesión del 3 de mayo de 1910 leemos lo siguiente: “Presentó el Sr. Pérez de Guzmán los retratos de personajes españoles hechos por el fotógrafo Sr. Cánovas (Kaulac) que regala las pruebas a la Junta, por lo que se acordó darle las gracias”[38].

En definitiva, queremos recuperar tres pruebas desconocidas de consideración, generosidad y desprendimiento de un personaje destacado de la vida cultural española del primer tercio del siglo XX hacia la Biblioteca Nacional, a la que consideraba la institución más oportuna para recibir el material fotográfico y documental suyo y de su ilustre familia.
NOTAS
[1] Kâulak: fotógrafo, pintor y escritor | Biblioteca Nacional de España (bne.es)
[2] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak. La fotografía como arte y documento. Proyectos culturales de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo, [Gijón]: Trea, 2021; Juan Miguel Sánchez Vigil, “Kaulak o la fotografía”, Kâulak: fotógrafo, pintor y escritor, Madrid: Biblioteca Nacional de España, [2022], p. 65-96.
[3] Mónica Carabias Álvaro, Tratado fotográfico sobre el retrato femenino. Antonio Cánovas Kaulak o el arte de la belleza, Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 2002.
[4] Juan Pando Despierto, “Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo, Kaulak”, Diccionario biográfico español, Madrid: Real Academia de la Historia, t. 11, [2010], p. 94-96.
[5] Antonia Salvador Benítez, “La galería Dálton Kâulak. Cánovas retratista”, Kâulak: fotógrafo, pintor y escritor, p. 99-127.
[6] Wifredo Rincón García, “De pintura y fotografía: cartas de Francisco Pradilla Ortiz a Antonio Cánovas y Vallejo, Kaulak”, Cartas Hispánicas, 10, 2019, p. 1-58.
[7] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 88-90.
[8] Juan Antonio Yeves, “Cánovas bibliófilo: joyas de su biblioteca”, Antonio Cánovas del Castillo. Vigencia de su pensamiento y de su magisterio, Málaga: Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, 2010, p. 86-91.
[9] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 15, 16, 19, 28.
[10] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 23-24.
[11] P. L. Jacob, Les amateurs de vieux livres, Paris: Éditions des cendres, 1994, p. 37-45; Francisco Mendoza Díaz-Maroto, Introducción a la bibliofilia, Valencia: Club Konrad Haebler, 2004, p. 17-19.
[12] Manuel Revuelta Sañudo (ed.), Marcelino Menéndez Pelayo. Epistolario, Madrid: Fundación Universitaria Española, 1988, t. 17, p. 197 n. 240.
[13] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 33-35.
[14] Manuel Sánchez Mariana, Bibliófilos españoles. Desde sus orígenes hasta los albores del siglo XX, Madrid: Biblioteca Nacional, Ollero y Ramos, 1993, p. 87
[15] Francisco Mendoza Díaz-Maroto, La pasión por los libros. Acercamiento a la bibliofilia, Madrid: Espasa, 2002, p. 177-216; Francisco Mendoza Díaz-Maroto, El mercado del libro antiguo en España visto por un bibliófilo, Madrid: Arco Libros, 2009, p. 51-92.
[16] Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica (mcu.es)
[17] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 26, 49, 88.
[18] Marta Palenque, “Poesía, fotografía y tarjetas postales: Campoamor, Kaulak y Lázaro en la serie M de la colección Cánovas”, Correspondencia sin privacidad. Billetes, tarjetas postales y epístolas literarias en la colección Lázaro, Madrid: Fundación Lázaro Galdiano, 2013, p. 85-103; Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 127-128
[19] Juan Antonio Yeves, “Dos bibliófilos y sus bibliotecas: Cánovas y Lázaro”, Cánovas y Lázaro. Dos bibliófilos de fin de siglo, Madrid: Fundación Lázaro Galdiano, 1998, p. 11-33.
[20] BNE-A, BN 0065/089 (olim CTD 0494/01)
[21] No figura en el Registro de entrada de manuscritos, fol. 2v.-3v.
[22] Manuel Revuelta Sañudo (ed.), Marcelino Menéndez Pelayo. Epistolario, Madrid: Fundación Universitaria Española, 1988, t. 18, p. 530 n. 1021, p. 531 n. 1023, p. 539 n. 1037; Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 209.
[23] BNE-, BN 0066/108.
[24] Documentos digitalizados y consultables en Biblioteca Digital Hispánica: Biblioteca Digital Hispánica (bne.es)
[25] Ref. http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/x/0/0/57/20/MSS^2F20285^2F12/0/X6427527-1001?user_id=WEBSERVER. Esta documentación fue utilizada por Rodrigo Rodríguez Garraza, Tensiones de Navarra con la Administración Central (1778-1808), Pamplona: Diputación Foral de Navarra, 1979, p. 208-228. Extr. Alfredo Floristán Imízcoz, La monarquía española y el gobierno del reino de Navarra, 1512-1808, Pamplona: Gobierno de Navarra, 1991, p. 284.
[26] Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica (mcu.es) . Ref. Pilar Bravo Lledó, “Los documentos del Depósito de la Guerra en el Archivo Histórico Nacional”, Boletín Informativo del Sistema Archivístico de la Defensa, n. 20, diciembre 2011, p. 3-9.
[27] Florencio Idoate, Catálogo de la Sección de Guerra. Documentos. Años 1259-1800, Pamplona: Aranzadi, 1978, p. 310-591.
[28] Guía de archivos militares españoles, Madrid: Ministerio de Defensa, 1995, p. 28-29.
[29] María Sagrario Martínez Beloqui, Navarra, el Estado y la Ley de modificación de fueros de 1841, Pamplona: Gobierno de Navarra, 1999, p. 325-345.
[30] http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/x/0/0/57/5/3?searchdata1=4173120{CKEY}&searchfield1=GENERAL^SUBJECT^GENERAL^^&user_id=WEBSERVER Disponible en Biblioteca Digital Hispánica: Biblioteca Digital Hispánica (bne.es)
[31] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 22; Antonia Salvador Benítez, “La galería Dálton Kâulak”, p. 113-117.
[32] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 56, 147, 148.
[33] Juan Miguel Sánchez Vigil, Kâulak, p. 157.
[34] Belén Palacios Somoza, “Cartografiando el territorio Kaulak”, Kâulak: fotógrafo, pintor y escritor, p. 130-144.
[35] Inmaculada Rodríguez Moya, “La Junta de Iconografía Nacional (1876-1961) y el retrato del poder”, Las artes y la arquitectura del poder, Castelló de la Plana: Universitat Jaume I, 2013, p. 281-289.
[36] Gerardo F. Kurtz, Isabel Ortega, 150 años de fotografía en la Biblioteca Nacional. Guía-inventario de los fondos fotográficos de la Biblioteca Nacional, Madrid: Ministerio de Cultura, Ediciones El Viso, [1989], p. 246; Juan Miguel Sánchez Vigil, “Kaulak o la fotografía”, p. 91.
[37] Kâulak: fotógrafo, pintor y escritor, p. 152 n. 112-115.
[38] BNE-A, JIN 005, fol. 145r. Doc. identificado por D. Torresano.