Racialización, género y LIJ
Consol Aguilar
CLIJ : Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, ISSN 0214-4123, nov-dic. 2024, pp. 11-23
El artículo trata sobre la importancia de incorporar la perspectiva de género y raza en la literatura infantil y juvenil. Explica que los libros dirigidos a los niños no son neutrales: transmiten valores, modelos y formas de ver el mundo que muchas veces reproducen desigualdades. Defiende que es necesario revisar qué tipo de historias se cuentan y cómo, para fomentar una educación más justa e inclusiva. Se analizan varias leyes educativas españolas —como la LOE, la LOMCE y la LOMLOE— para ver cómo tratan estos temas. El texto señala que, aunque en cuestiones de igualdad entre hombres y mujeres ha habido ciertos avances, el tema racial sigue sin apenas estar presente. Se habla de diversidad cultural, pero de una manera superficial, sin profundizar en el racismo que todavía forma parte de muchas estructuras sociales y educativas. De ahí la importancia de incluir una educación antirracista real junto a la perspectiva de género. Además del análisis teórico, el artículo tiene una intención práctica: prescribir títulos concretos que pueden ayudar a construir una literatura infantil y juvenil más plural. Se mencionan, por ejemplo, El color de la leche de Nell Leyshon o El lápiz mágico de Malala de Malala Yousafzai, que permiten abordar el papel de las niñas y las mujeres desde una mirada de empoderamiento. En el ámbito de la diversidad racial, se citan obras como El cuento del señor Palomar de Italo Calvino, reinterpretado en clave multicultural, o Los niños del tren de Viola Ardone, donde se tratan temas de identidad y pertenencia desde contextos sociales distintos. Estos libros se presentan como ejemplos útiles para trabajar en clase y abrir el diálogo sobre las diferencias y la igualdad. El texto propone que la educación literaria no se limite a enseñar a leer o a disfrutar de los libros, sino que ayude también a pensar lo que se lee. Sugiere revisar los catálogos de bibliotecas escolares, dar espacio a voces diferentes y formar a los profesores para que puedan abordar estas cuestiones con sus alumnos, con el fin de que la literatura infantil y juvenil pueda reflejar la pluralidad de quienes la leen.