Bibliotecas, archivos y museos: bases para su convergencia LAM
Juan Voutssas-M.
Investigación bibliotecológica, ISSN 0187-358X, Vol. 37, n. 95, 2022, p. 117-143
En tiempos recientes es cada vez más común observar estudios y proyectos aplicados alrededor de la conjunción de bibliotecas, archivos y museos, al ser consideradas conjuntamente como instituciones arquetípicas de la memoria documental y cultural de la humanidad. Al concepto unificado se le denominó con el acrónimo en inglés “LAM” (Libraries, Archives and Museums), cuyo uso se ha generalizado de forma universal. El mundo de la información contemporánea continúa cambiando las tendencias de los usuarios, y todo ello genera a nivel mundial nuevas y diferentes características a las necesidades y recursos informativos. En especial, las instituciones “del patrimonio documental y cultural” deben enfrentar retos inéditos para seguir funcionando adecuadamente en este nuevo entorno. Entre muchos de esos retos, la conjunción entre estas instituciones se requiere cada vez más, y es necesario construirla con más frecuencia. Ya se observa en la actualidad claramente toda una expectativa de que las disciplinas LAM construyan nuevos y mejores servicios de información de forma integrada y común. Este tipo de requerimientos que antes era deseable, se ha ido convirtiendo cada vez más en imperativo. Existen ya consideraciones y metodologías que permiten abordar y desarrollar este tipo de proyectos compartidos de forma adecuada, los cuales no deben entenderse como simples intercambios de información entre instituciones. Ello se logra a través de una adecuada y planeada convergencia, entendida ésta como una confluencia circunstancial de diversas instituciones LAM, agrupadas alrededor de un cierto plano de asociación. A corto y mediano plazo representa una transformación acerca de cómo la información proveniente de las instituciones LAM se concibe, se administra y se distribuye, permitiendo crear algo nuevo cuyo conjunto es mayor a la simple suma de las partes, y que sería imposible de construir de forma aislada. Existen numerosos factores a considerar de muy diversos tipos para estos proyectos conjuntos, pero sin duda el gran detonador de todo ello consiste en que bibliotecarios, archivistas y museógrafos cobren conciencia de que deben verse a sí mismos como gestores proactivos de la información producida y utilizada en sus diversos contextos institucionales; para ello es necesario romper la “mentalidad del silo”. Es un hecho indiscutible que los usuarios han evolucionado y lo siguen haciendo, y por lo tanto es necesario ajustarse a sus nuevas demandas. Reconociendo que bibliotecas, archivos y museos son entidades diferentes, se concluye que sí es posible ponerlas a trabajar en conjunto, haciendo ajustes específicos de ciertas condiciones para un lugar y momento dado, y de esta forma sincronizarlas y lograr que trabajen armónicamente. No debe entenderse como una fusión monolítica, indivisible y eterna, sino una conjunción de instituciones para un cierto fin, para beneficio de una comunidad extendida de usuarios que siempre está en búsqueda de nuevos y mejores servicios de información. Finalmente, se estableció que es del todo conveniente elaborar de manera previa un detallado plan para el desarrollo de este tipo de proyectos combinados.
https://doi.org/10.22201/iibi.24488321xe.2023.95.58779
Extracto de las conclusiones de la propia publicación