¿Podemos Mantenerlo todo? El futuro de la valoración en un mundo de profusión digital

¿Podemos Mantenerlo todo? El futuro de la valoración en un mundo de profusión digital
15 de Junio de 2021

Geoffrey Yeo

 

Tabula, ISSN 1132-6506, n. 23, 2020, pp. 153-171

Si en los inicios de la archivística se llegó a considerar que los documentos estaban destinados a ser permanentes y que sus custodios no podían participar en su destrucción, el aumento progresivo de la producción documental provocó la necesidad de valorar y seleccionar para posibilitar la gestión y la conservación misma de los archivos. Con el surgimiento del mundo digital, aparecieron las voces defensoras de la selección, para salvaguardar lo esencial y evitar la acumulación de datos anárquicos y sin gestionar.

No obstante, se alzaron también otras voces en contra de estas posturas: los métodos de valoración son controvertidos, y no puede asegurarse con certeza cuál será la información que la sociedad del futuro necesite del presente. A ello se añade el descenso constante del coste de almacenamiento digital, por lo que surgieron iniciativas como la del lifelogging, la posibilidad de registrar y conservar a través de datos cruzados de ubicación, mensajería y publicaciones en redes sociales. Así mismo, la proliferación de dispositivos informáticos generó los datos masivos (big data), que pueden ser utilizados para distintos fines descubriendo patrones, tendencias y relaciones que de otro modo serían ignoradas. Por ello, los analistas afirman que mayores volúmenes de datos producen mejores resultados, y las capacidades informáticas de procesamiento permiten analizarlos. Por el contrario, la comunidad archivística se ha mostrado reticente a la conservación total por las preocupaciones sobre el volumen y la manejabilidad, aunque han aflorado voces disidentes admitiendo que las creencias tradicionales sobre la necesidad de valoración y destrucción deben revisarse, que la conservación total está en marcha independientemente de la aprobación de los archiveros, y que estos y los gestores documentales no pueden ignorar las tendencias tecnológicas y sociales. A ello se suman la ardua tarea de selección y la dificultad de eliminar los rastros digitales. Sin embargo, se ha de tener en consideración que los volúmenes de datos crecen a un ritmo del 40% anual, y los archiveros se cuestionan si sería factible mantener a largo plazo la conservación total. La automatización de tareas ayuda a reducir la gestión documental y algunos expertos en preservación digital prevén que los objetos digitales podrían llegar a autogestionarse en gran medida y la aportación humana solo se necesitaría para establecer políticas y supervisar los procesos. Sería esencial mejorar la tecnología para la recuperación, la interpretación, la contextualización y la descripción de los documentos digitales, cuya aplicación tendría un gran impacto tanto para archiveros como para usuarios. Los primeros tendrán que añadir a su ideario profesional estrategias computacionales, y los segundos se dirijan quizá a tareas más cuantitativas que cualitativas. Con el tiempo, la acción humana se centrará en los niveles más altos de la creación de sentido para las agrupaciones documentales y la posibilidad de conservación a gran escala no resultará entonces tan ajena e improbable. La valoración será necesaria, pero cambiarán sus objetivos y sus métodos, y se centrará quizá en qué documentos se deben crear y no en cuáles se han de conservar. La selección incluso, podría adaptarse para servir a opciones de búsquedas personalizadas. Los archiveros, actualizados, seguirán siendo necesarios para la garantía de derechos de la ciudadanía, al verificar la creación y la protección correcta de los documentos, garantizar la transparencia, y asegurar la privacidad y la confidencialidad individual.

Resumen elaborado por Edén Tejón Pérez

Comentarios

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.