Geoffrey Yeo

 Archivaria, ISSN 0318-6954, n. 74, 2012, p. 43-92

 Las agregaciones abundan en el ámbito digital al igual que en el analógico. En el mundo de los registros de papel las agregaciones se incluyen conjuntamente, y su distribución se ajusta antes de que los usuarios las empleen, pero muchos críticos argumentan que la revolución digital invalida este principio. Los usuarios pueden ahora realizar su propia selección y sus propias agregaciones dinámicamente cuando lo deseen. Para los archivistas que creen que anexar cadenas de archivos y series documentales es esencial, estas ideas pueden parecer inquietantes. Sin embargo, lejos de sentirse amenazado por la fluidez de las órdenes digitales deberíamos ser capaces de ver la ventaja de estas nuevas capacidades que nos ayuden a superar las limitaciones de los métodos empleados en el mundo del papel. Por ejemplo, si las metodologías tecnológicas son las apropiadas, seremos capaces de construir múltiples series de registros que se solapen para reunir diferentes necesidades o realizar diferentes conceptualizaciones de series limitadas. No necesitamos privilegiar un conjunto de registros para evidenciar propósitos sobre otros grupos que acomoden diferentes estructuras de referencia, pero debemos estar seguros de que podemos agrupar registros y presentar una visión de contexto cuando sea requerido. La implementación práctica sólo será posible cuando se disponga de las herramientas adecuadas, y necesitaremos sistemas ampliables y de fácil uso que permitan la construcción de registros agregados, además de la agregación de “no registros”, y también preservar información sobre contextos lógicos y ordenaciones físicas impuestas en el pasado. Si estos sistemas se pueden desarrollar será posible presentar recursos de archivo de muy diferentes maneras, reflejando sus diversas ordenaciones “original”, diferentes interpretaciones de contexto y otras ordenaciones recientemente deseadas por los usuarios en el curso de la investigación y experimentación.

Resumen extraído de la propia publicación