En 1898 consigue su primer estreno comercial en el Teatro Novedades con Artús. Según él mismo contaría más tarde, por esa época era tan pobre que como no tenía tinta parte de esta obra la escribió con una mezcla de hollín y vino. Poco después fundará con su gran amigo y mentor Luis Millet el Orfeó Català, para el que compone obras como Els tres tambors. También colabora con el poeta Jacinto Verdaguer, quien pone letra a su famosa L’emigrant.

Con el cambio de siglo se traslada a Madrid, centro lírico nacional de la época. Allí escribe la ópera Euda d’Uriach y estrena en el Price Don Lucas del Cigarral, con libreto de Fernández Shaw y Luceño, que supuso una modernización de la zarzuela. Cada vez con más renombre, estrena en el Teatro Apolo, el Cómico o el Eslava. En 1903 llegará Bohemios, un enorme éxito con más de 27.000 representaciones. Maruxa será otro gran suceso musical.

En 1923 estrenó Doña Francisquita, una de las obras más destacadas y populares de toda la historia de la zarzuela.

Creador de más de cien obras, colaborador de algunos de los más aclamados autores del momento (Galdós, Benavente, Echegaray), su popularidad llega hasta América, donde realiza una gira triunfal. En 1924 regresa a Barcelona, donde pondrá música a poemas de algunos de los mejores autores catalanes. Notable escritor, colaboró con algunos de los principales periódicos de Madrid y Cataluña (La Tribuna, La Vanguardia). Con Sofía entregó una peculiar selección de ensayos y artículos literarios, mientras que Jo no sabia que el món era així fue su única creación como dramaturgo.

Con la llegada de la República es nombrado vicepresidente de la Junta Nacional de la Música y de los Teatros Líricos. El mismo año de 1931 pasa a presidir la Sociedad General de Autores Españoles. Pocos meses después, en diciembre de 1932, morirá en Madrid. Su cuerpo será llevado a Barcelona, donde será expuesto en el Palau de la Música y recibirá un multitudinario homenaje popular.

(Servicio de Información Bibliográfica)