De gran sensibilidad y heredero del clasicismo de Rodríguez Zapata y de Fernández Espino, pronto se desligará de este estilo y se desplazará hacia asuntos más filosóficos y racionales, aunque sin ignorar el romanticismo propio de la época.

Obra

Con tan sólo 17 años estrenó su primera obra dramática Don Jaime el desdichado. Este género fue el que más cultivó y sus obras se representaron no sólo en España, sino en América. Conviene resaltar, entre otras, Witiza (1871), La expulsión de los moriscos (1873), Torrigiano (1873), El último día (1874), La luz del rayo (1875), Reinar para no reinar (1877), Mira de Amescua (1882), La duda (1882), Daniel (1894). Además de la zarzuela El año veinte (1896) con música de Mariani y en colaboración con Luis Escudero Pedrosso A espaldas de la ley (1889) y Los enemigos de la orden (1892).

Aparte de teatro escribió poesía lírica como Meditaciones y recuerdos (1875) y la editada póstumamente Poesias líricas (Sevilla, 1912). También ejercería la crítica literaria y el ensayo, muestra de lo cual son sus obras El teatro en España (1876), Liberales y realistas, Historia y origen de los instrumentos musicales, La necrópolis de Carmona, el discurso de los juegos florales Ateneo Sevillano 1888.

Dirigió el diario El Baluarte y colaboró en prosa y verso en numerosos periódicos de Madrid y Andalucía como Blanco y Negro (1892), La Niñez (1879), El Arte Andaluz (1891), La Gran Vía (1893) y El Correo de teatros (1898).

Todo ello le llevará a ser admitido, entre otras corporaciones, en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras en 1875, así como en la Real Sociedad Colombina Onubense.

(Servicio de Información Bibliográfica)