Con diecinueve años, en 1871, fue nombrado redactor jefe de La Lealtad, periódico que dirigía el poeta granadino Francisco Javier Cobos; desarrolló las tareas de crítico de teatro. Desde esta época hasta su muerte, se dedicó al periodismo. En 1884 fundó y dirigió durante veintisiete años la revista La Alhambra. En ella se ocupó de la sección de crítica literaria, y publicó numerosos artículos de todo tipo.
En 1886 recibió el encargo del Ayuntamiento de Granada de hacer un Estudio histórico-crítico de las fiestas del Corpus en Granada. La buena acogida de este libro le llevó a aceptar otro encargo municipal, consistente en hacer un informe sobre el famoso manuscrito de Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, existente en la Biblioteca Colombina. Tras estos encargos, Valladar se convirtió en el cronista de Granada y en el puente de unión de las letras granadinas con el resto del país. Algunos libros de su labor investigadora son Novísima guía de Granada (1890), El incendio de la Alhambra (1890) o Descripción geográfica, artística e histórica de la ciudad de Granada (1893).
Como autor de literatura de creación, todas sus obras dramáticas las firmó en colaboración con su amigo Ángel Tapia. Escribió Las penas malditas, estrenada en el teatro Romea de Murcia en 1903; Engañosas ilusiones, zarzuela en tres cuadros y en verso o La modelo, juguete cómico.
A lo largo de su vida ocupó diferentes puestos y cargos públicos relacionados con la cultura: académico de la Real Academia de la Historia, presidente de la Asociación de la Prensa, presidente de la Comisión de Monumentos y secretario de la Sociedad de Estudios Históricos, entre otros.
Fallecido en 1924, un busto realizado por el escultor José María Palma Velasco y fundido por Mir y Guerrero conservó su memoria en los jardines del Triunfo de Granada y más tarde se trasladó a una de las glorietas del Paseo de la Bomba.
(Servicio de Información Bibliográfico)