En 1883 fue elegido académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Sevilla. Dos años más tarde, en 1885, publicó uno de sus trabajos más completos La pintura en Sevilla.
En 1889 se trasladó a Madrid para ingresar en la Escuela Superior de Diplomática y comenzó a escribir en la Revista de España y en La Ilustración Española y Americana. Al terminar sus estudios, ingresó por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios en 1893 y meses más tarde fue nombrado director del Museo Arqueológico de Tarragona, donde permaneció poco tiempo, ya que en marzo de 1894 se trasladó al Museo Arqueológico Nacional. Sus estudios en esta institución se orientaron a la historia del arte; organizó una exposición de las colecciones de la casa de Osuna y publicó varios artículos sobre pintura, escultura y artes decorativas españolas. Su obra más importante de estos años fue su Ensayo sobre la América precolombina, una materia poco tratada por nuestros arqueólogos.
En 1907 ingresó como individuo de número en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con un discurso sobre la Evolución de la escultura española, al que contestó José Ramón Mélida; se trata de una de sus obras más interesantes.
En 1917 fue nombrado director del Museo de Reproducciones Artísticas, cargo en el que permaneció hasta 1923, año en el que se jubila.
Dio interesantes conferencias en el Ateneo de Madrid, como La lengua y la literatura sánscritas ante la crítica histórica o La mezquita Aljama de Córdoba, y colaboró en la Revista de Archivos.
Como arqueólogo, realizó trabajos de excavaciones en las ruinas de Termes, Clunia, Bilbilis y Segóbriga, en las que recogió importantes objetos que hoy forman parte de las colecciones del Museo Arqueológico Nacional.
(Servicio de Información Bibliográfica)