Vocación docente
Para sus clases, preparó numerosos materiales didácticos que, dentro del carácter tradicional que suponen, ya contaban con un carácter diferencial respecto a otros libros de texto: tras su realización había una reflexión pedagógica, de ahí que innovaran al incluir mapas conceptuales. Así, preparó materiales de ortografía (El mejor regalo: ortografía, Compendio de Ortografía castellana y Ortografía amena e instructiva), taquigrafía (Taquigrafía martiniana abreviada moderna o Extracto taquigráfico rápido) y mecanografía (Breve mecanografía al tacto) y mapas lingüísticos sobre el español (El primer atlas gramatical del idioma español).
Innovación pedagógica
Sin embargo, «doña Angelita», como era conocida entre sus alumnos, pasa a la historia de la ciencia y la inventiva españolas por patentar dos herramientas pedagógicas fundamentales: el «libro mecánico» y la «Enciclopedia mecánica». El libro mecánico es para muchos el precursor de nuestros actuales libros electrónicos o de las tabletas. Mediante una serie de engranajes, una carcasa-maletín podía albergar numerosos libros, que tomaban la forma de pequeñas bobinas de papel. Su motivación era doble: por un lado, quería hacer más atractiva la educación para el alumnado; no menos importante es una segunda función de esta herramienta: aligerar el peso de las mochilas que cargaban los estudiantes. Además, ponía fin a un problema no menos habitual como es el tamaño pequeño de las letras de las palabras en los libros, pues un cristal graduado permitía aumentarlo. Un sistema similar, aunque más avanzado, suponía su propuesta de mejora de la enciclopedia.
Legado científico
Ambas invenciones contaron con expedientes de patentes; el del libro mecánico se presentó en diciembre del año 1949 y fue concedido en enero de 1950, mientras que el de su versión de la enciclopedia está fechado en 1962. Estas propuestas, en las que empezó a trabajar poco antes del medio siglo, fueron presentadas en numerosos concursos, ferias y exposiciones de inventiva, y, aunque ganó diversos reconocimientos, y llamó la atención tanto del Ministerio de Educación como de la UNESCO, no consiguió el capital suficiente para su fabricación en masa.
Durante su andadura científica participó en numerosas ferias y congresos sobre inventiva, como la Exposición Nacional de Inventores, con su propuesta «para hacer más fácil la taquigrafía», además de tantas otras para presentar su libro y su enciclopedia. Por estas aportaciones científicas, fue reconocida también con la Orden civil de Alfonso X el Sabio, en 1947, y nombrada jefe provincial de la Federación Politécnica Científica de la Inventiva Internacional en 1973. Además, ganó medallas de bronce y plata en diversas ediciones del Salón Internacional de los Inventores de Bruselas
Murió el 27 de octubre de 1975, a los ochenta años en Ferrol. En la actualidad, los premios de excelencia académica de grado concedidos por la Xunta de Galicia llevan su nombre —Premios Ángela Ruiz Robles a la Excelencia Académica—, y el Ferrol en el que desarrolló gran parte de su vida personal y profesional desde marzo de 2025 —coincidiendo con los 50 años desde su muerte y poco antes de cumplirse 130 desde su nacimiento—, ha dedicado una calle en su honor.
(Servicio de Información Bibliográfica)