Después pasó a El Liberal, El Imparcial y Madrid Cómico, donde se desenvolvió con soltura como cronista. También colaboró para ABC, La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro, La Lectura, etc. Fundó y dirigió el diario La Noche. En sus trabajos firmaba a menudo con el seudónimo de Gil Parrado, que se hizo muy popular. En la publicación Gedeón, tuvo un gran éxito como poeta satírico con el Cancionero, que escribió durante años.
Como dramaturgo, se especializó notablemente en la comedia, género en el que realizó colaboraciones con escritores de la talla de Enrique García Álvarez, con quien se dio a conocer con la obra La trompa de caza, estrenada en 1892. Con Lustonó realizó dos obras, El ciudadano Simón (1884) y El verdadero conde (1897); con Celso Lucio, El desconocido (1923), Pepito y El juicio del año (1896) y con Roberto Goño La boleta de alojamiento (1906), entre otras.
Escribió libros de éxito como poeta utilizando su propio nombre o bajo el seudónimo de Gil Parrado: Versos políticos (1895), Un padre de la patria (1896), Cancionero de Gil Parrado (1900), El libro de los elogios (1911), Versos de Gil Parrado (1913), etc. Publicó su única novela corta Don Claudio en el periódico El cuento semanal en 1907. Entre sus libros de prosa, alcanzaron gran éxito Mi bastón y otras cosas por el estilo, Trabajos forzados y S. M. el hombre.
Ejerció de traductor de obras teatrales, entre sus composiciones en colaboración con otros autores destacan: Los gemelos (1909), El amigo Teddy (1912), El misterio del cuarto amarillo (1913) y Raffles (1917).
Hacia el final de su vida se trasladó a Málaga por motivos de salud, afectado por una enfermedad pulmonar. El clima y el ambiente del sur le otorgaron la paz y tranquilidad que necesitaba. Falleció en la capital malagueña en 1914.
(Servicio de Información Bibliográfica)