Licenciado en Derecho por la Universidad Central en 1866, ya desde joven participó activamente en grupos reaccionarios y se le acusó de estar detrás del movimiento en contra de la libertad de cátedra que provocaría como reacción la Noche de San Daniel, en la que se reprimió duramente a los estudiantes partidarios de los profesores damnificados. Un año después de licenciarse comenzó a colaborar en La Constancia, periódico dirigido por su padre, desde donde se expresaba el grupo conocido como neocatólico, marcado por su ideario antiliberal y la defensa cerrada del papado.

Tras la Revolución de 1868 su desacuerdo con el sistema se hizo todavía más radical y pasó a apoyar abiertamente al pretendiente carlista. En 1869 estrenó dos obras de teatro, El juez de su causa y La Carmañola, que fue atacada duramente por su trama reaccionaria. Pese a su oposición a la Restauración y al parlamentarismo, en 1871 se presentó a las elecciones y fue elegido diputado por Teruel. De igual manera, aunque siempre se mostró contrario a la libertad de imprenta, fue un periodista atrevido. En 1875 fundó junto a su padre El Siglo Futuro, del que sería largamente director y que utilizaron para atacar sin cesar la monarquía de Alfonso XII.

Tras la muerte de su padre, le sucedió al frente del aparato político del carlismo, pero sus continuos enfrentamientos con otros grupos dentro del movimiento y con los demás partidos conservadores hicieron que el autoproclamado Carlos VII le defenestrara. En 1888 creó el Partido Integrista, caracterizado por su tradicionalismo, su catolicismo prácticamente teocrático (era partidario de no permitir otras religiones más que la católica y de dar todo el poder a la iglesia) y su foralismo. Este último punto hizo que el partido arraigara especialmente en Guipúzcoa, donde obtuvo un escaño en 1891.

Reconocido incluso por sus adversarios como un hábil orador y de trato fácil, recorrió España de norte a sur para promocionar sus ideas. En 1898 se mostró partidario de la guerra a ultranza en Cuba. En los primeros años del siglo XX fue varias veces diputado, pero el Partido Integrista nunca pasó de los tres escaños, y tras su muerte en 1907 se reintegraría finalmente en el carlismo. A partir de ese año y durante 20 más su sobrino, Agustín González de Amezúa, se encargó de la publicación de sus Obras Completas en diez volúmenes, que incluyen títulos como El pontificado y su poder temporal, La Iglesia y la Masonería y Los fueros de Navarra.

(Servicio de Información Bibliográfica)