El personaje de María de Jesús de Ágreda destacó por su estudio y producción literaria sobre las tesis de la Inmaculada Concepción, así como por dos sucesos singulares en la historiografía española: el ejercicio de la bilocación y su labor de confidente y consejera de Felipe IV. 

La propia autora afirma que sus padres, Francisco Coronel y Catalina de Arana, eran extremadamente religiosos. Fundaron el convento de la Purísima Concepción de la villa de Ágreda (orden de San Francisco) en 1618 en lo que fue su propia casa y lugar donde la propia María tomaría el hábito con 16 años de edad.

Sor María alcanzó notoriedad en sus primeros años de profesión debido a los fenómenos místicos que supuestamente experimentaba, tales como éxtasis, arrobos, raptos o levitaciones. Ella misma relata su incomodidad ante el hecho de que las monjas fomentasen la exhibición de estos sucesos que atraían a numerosos espectadores curiosos. Precisamente, la naturaleza mística de sus bilocaciones llegaría hasta Norteamérica, cuando fray Alonso de Benavides (Memorial, 1634) en teoría constata que ella fue la responsable de la evangelización de los nativos a orillas del río Grande en Nuevo México. El relato cuenta que cuando el misionero se dispuso a convertir a los habitantes del lugar, éstos ya habían sido bautizados por una monja de “manto azul”. Cuando el fraile viaja a Soria para entrevistarse con sor María, que nunca había salido de su convento en Ágreda, ésta confirma sus apariciones incorpóreas y describe las tierras, costumbres y modo de vida de los pueblos jumanos con muchísimo detalle. El mito quedaría así confirmado y la propia Inquisición investigaría estos sucesos por herejía, que en 1935 fueron archivados.

La publicidad que alcanzó debido a esta suerte de arrobamientos fue la razón por la cual la misma María pidió al Señor que tales exterioridades se mantuviesen en privado. Es así como dedica su tiempo a plasmar por escrito el conocimiento supuestamente transmitido por la divinidad. La atribución del Tratado sobre la redondez de la tierra y de los habitantes de ella, donde describe la naturaleza del cosmos y los cuerpos celestes, coloca a María de Jesús de Ágreda como un personaje paradigmático de la literatura conventual, donde lo científico y lo divino se entremezclan.

Textos religiosos

Sin embargo, María de Jesús de Ágreda destacó principalmente por los textos religiosos donde promueve el ascetismo y argumenta sus tesis sobre la Inmaculada Concepción, tales como Ejercicios Espirituales de retiro, Jardín espiritual para recreo del alma, Leyes de la esposa o Vida de la Virgen María. Fruto de estas ideas será publicada póstumamente Mística ciudad de Dios (1670), su obra más sonada, replicada y objeto de diversos estudios y controversias hasta el día de hoy. La tesis concepcionista de la Virgen, el uso de relatos de evangelios apócrifos y el hecho de que ciertos pasajes se considerasen pornográficos hicieron que La Sorbona prohibiese la obra y que ésta se retirase también provisionalmente en España. El Santo Oficio de Roma la condenó finalmente en 1681, aunque el decreto no fue aplicado para España (en 1699 las universidades españolas se pronunciaron favorablemente). Sus escritos y supuestas revelaciones continúan siendo un tema de discusión para su beatificación.

Al mismo tiempo, el personaje de sor María despunta en la historiografía española por la relación epistolar secreta que mantiene con Felipe IV desde que éste la hubiera visitado en el convento en 1643. Su correspondencia nos muestra que María ofreció consuelo y consejo tanto espiritual como político al monarca hasta el día de su muerte en 1655. Los valores de un buen gobierno, cómo relacionarse con los ministros y la problemática figura del Conde-duque de Olivares, las dificultades por las que atravesaba el reino en Aragón o Flandes, la providencia como principio por el cual el monarca mantiene la legitimidad del poder en el reino, la muerte de su hijo Baltasar Carlos o la conformidad con la voluntad divina fueron algunos de sus temas de conversación.

En resumen, María de Jesús de Ágreda es un personaje dramático y misterioso que encarna como pocas el Barroco Español, aunando ciencia, ficción, política y religión.

(Servicio de Información Bibliográfica)