En poco tiempo se convirtió en uno de los autores de más éxito del país, y sus obras fueron estrenadas en los teatros más prestigiosos (el Princesa, el Español, el Lara…) y por los actores más populares (Femando Díaz de Mendoza, María Guerrero o Rosario Pino), convirtiéndose en un dramaturgo de referencia con múltiples estrenos. Su momento de mayor gloria llegó con La garra (1921), en la que de nuevo se mostraba a favor del divorcio. También obtuvo una gran repercusión su gira por Hispanoamérica en 1926.
Se ha caracterizado su teatro como heredero del regeneracionismo, con un fuerte componente social. Mientras políticamente siempre fue fiel al Partido Conservador y llegó a ser ministro con Dato, en su obra se mostró abierto de mente y favorable a los cambios sociales que se consideraban más audaces, sin temor a criticar el oscurantismo de la Iglesia o la corrupción política. Entre sus obras hay una gran variedad temática, desde la comedia de costumbres El abolengo (1904) hasta el drama romántico Lady Godiva (1912).
Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y de la Real Academia Española (1921), también tradujo la opereta La viuda alegre, escribió la zarzuela La fragua de Vulcano (1906), para la que colaboró con el maestro Chapí, e incluso probó suerte con la novela en Lo que no vale la pena (1910). Gran dominador de la técnica teatral, considerado un gran dialoguista, en su momento fue comparado con Benavente, el otro gran autor del teatro burgués español de la época. Posteriormente su prestigio ha decaído y se suele considerar su estilo como acartonado y demasiado sujeto a la tesis que defiende. Pese a ello, también hay críticos que reivindican el valor de sus textos como denuncia social y retrato de una época.
(Servicio de Información Bibliográfica)