Kossti, Silvio

Dominio Público

Kossti, Silvio

1866
1928
Imagen
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Lugar de nacimiento
Escanilla (Huesca)
Lugar de fallecimiento
Huesca
Categorías
  • Ensayistas y prosistas
  • Novelistas
  • Periodistas
  • Poetas
  • Políticos

Manuel Bescós Almudévar, que utilizó como nombre de pluma el de Silvio Kossti para separar su vida civil de su actividad literaria, fue un notable periodista y escritor oscense nacido en 1866 y fallecido en Huesca en 1928. Fue un original representante del renacimiento literario aragonés de principios del siglo XX. Perteneció a un grupo de intelectuales, liberales, burgueses y republicanos, de tendencia regionalista y que marcaron la cultura aragonesa del período.

Su obra creativa fue breve, pero intensa, casi tan excepcional como su personalidad de irredento o raro y olvidado.

Hijo de un carlista exiliado en Francia y de una terrateniente del Somontano, se formó con los jesuitas, escuela de sotanafobia. Estudia derecho y se dedica al negocio familiar de exportación de vinos, aceite y madera. Casa con Mª. Cruz Lasierra y se establece en París entre 1891 y 1895. Viaja por España y Europa por motivos profesionales, tomando conciencia del atraso español. Fue amigo, discípulo y corresponsal de su paisano Joaquín Costa, cuya influencia va más allá del seudónimo que eligió probablemente para homenajearle. Kossti mismo redactó el epitafio del grande hombre, definiéndole como un nuevo Moisés que no legisló. Padre de familia numerosa, mediano propietario y contribuyente notorio, como empresario fundó la Hidro-Eléctrica Oscense y presidió la Cámara de Comercio. Como político fue regeneracionista. Él mismo pergeñó el Manifiesto al país de la Cámara Agrícola del Alto Aragón (1916), y  firmó el manifiesto de la Unión Regionalista Aragonesa pidiendo autonomía, el Proyecto de bases para un estatuto de la región aragonesa dentro del Estado español de 1923. Se alineó con la corriente catalanófila, pero no con la vascófila. Y fue un fugaz alcalde de Huesca, 1923-24, aunque le diera tiempo para solucionar el problema de abastecimiento de aguas, nombrado y destituido cuatro meses después. Primo de Rivera no era el cirujano de la mano de hierro. “Necesitamos en el gobierno Bismarcks injertos en san Francisco de Asís, con más de san Francisco que de Bismarck”, había dicho Costa. Esta admiración o debilidad por un dictador “ilustrado” quizá también se justifique en parte por la idea goethiana de que es mejor la injusticia al desorden.

Periodista

Como periodista escribió en la prensa local (El Iconoclasta, semanario radical y anticaciquista, El Pueblo, La Voz de la Provincia, El Diario de Huesca, El Porvenir, El Ribagorzano) y en la de Zaragoza (El Heraldo de Aragón, La Voz de Aragón) y Madrid (El Liberal y El Imparcial). Su extensa obra periodística abarca desde 1899 hasta su misma muerte en 1928. Escribió artículos políticos, de crítica literaria y otros misceláneos. Los únicos que recogió en libro fueron los relativos a la Gran Guerra. Esta faceta de Kossti ha sido estudiada por C. Nueno Carrera, pero no recopilada (como tampoco lo está su epistolario, salvo el cruzado con Costa). Atacó el caciquismo (“el rebaño nada puede esperar de los rabadanes”) y los monopolios, denunció la corrupción administrativa, y participó en las campañas pro riegos del Alto Aragón, como buen canalista. Gozó de gran prestigio en su tierra.

Pasados los 40 años, durante la convalecencia de una operación quirúrgica, descubre su vocación literaria, escribiendo  su obra más conocida y valiosa, “una pequeña obra maestra”, Las tardes del sanatorio (Librería de Fernando Fé e impreso en Zaragoza en 1909, reeditado por J. C. Mainer en 1981). En ella se revelaba como un estilista perfecto y de  una amplia y rara formación cultural, mezclando positivismo, racionalismo, cientifismo y reformismo social, filosofía y narración, géneros literarios y distintos registros, desde lo popular hasta lo erótico-humorístico de chistes picantes, todo muy fin de siglo. Se propuso “rascar de la mentalidad española el fraile que la mayoría lleva dentro”. Texto misceláneo, estructurado como las cajas chinas, atrevido y algo heterogéneo. Destacan relatos como el salaz hasta lo pornográfico El Pithecanthropos o el folclórico sobre la Justicia de Almudévar, que lo pague quien no lo deba. La jerarquía eclesiástica se sintió atacada, lo que provocó la reprobación de los obispos de las diócesis de Huesca y Jaca y aún la del arzobispo, condena extendida a quienes leyesen sus artículos. “Venimos en condenarlo y prohibir su lectura a todos nuestros diocesanos, y mandamos entregar los ejemplares que alguno tuviese, a su confesor o párroco para ser inmediatamente destruidos” (Boletín Eclesiástico del Obispado de Huesca de 15 de junio de 1909). Escrita desde una óptica regeneracionista, es un alegato contra todos los aspectos del retraso de la España provinciana de su época. Combatía los prejuicios históricos y religiosos, como ateo militante y anticlerical que era. También defendería la construcción de embalses y de canales de riegos en el Alto Aragón, como buen alumno de Costa. Todo en la misma línea que su actividad como publicista.

En 1910 se incluyó el relato Los espirituados de Santa Orosia en la antología Cuentistas aragoneses en prosa, recopilada por su amigo J. García Mercadal, y en la que también colaboraron L. Mª. López Allué y M. Baselga, entre otros. En él narra sus impresiones sobre esta popular saturnal procesión jacetana de locos y posesos que eran bendecidos en la catedral el día de la patrona de la ciudad.

En 1917 publica La Gran Guerra, contribución al glosario nacional, crónicas bélicas de vocación pacifista y antinacionalista y de polémicas ibéricas, pues no solo trata de polemología. “No más presupuestos de guerra y marina”. Kossti-Bescós perteneció al raro grupo de germanófilos progresistas y neutralistas, como P. Baroja o J. Benavente, también aliadófobos.

Kossti siempre había admirado el progreso científico y técnico de Alemania, como era habitual entre los intelectuales de la época. El libro está construido con una recopilación de sus artículos, alguno producto de controversias periodísticas, como la que tuvo con el olvidado grausino A. Samblancat.

Su tercera y última y muy original obra fueron sus poesías y textos breves, los Epígramas (impreso en Huesca en 1920 editado por Pueyo y reeditado en 1999 con prólogo de J.-C. Ara). “Un libro debido más a Silvio que a Kossti, más al Bescós silvano, fáunico y epicúreo, que al Bescós publicista y político inflamado de costismo” (J.-C. Ara). Se muestra como notable latinista, con muchas alusiones personales en clave, muchas identificadas por Ara, pero que le obligó, según parece, a retirar la obra para no perjudicar la carrera de dos de sus hijos, que habían sentado plaza como cadetes en academias militares. Siempre se quejó de la poca difusión de sus libros. La referencia al bilbilitano Marcial, lejano abuelo, es obvia, y practica su misma franqueza, ironía y mala uva. La mayor parte de los fragmentos son ensayos breves, parábolas y divagaciones, comunes en la prosa modernista, sostiene Mainer. Todo bajo la santa trinidad del dios Eros, la ley natural y la regla del padre Epicuro. Escéptico escritor libérrimo, como quien escribe para sí  mismo y que percibe, elitista, la humanidad dividida en dos grupos: el rebaño incontable de bárbaros y unos pocos helenos.

Dejó inconclusa una ambiciosa novela política, utópica y de anticipación, de sugestivo título, El último tirano, que había planeado escribir con su admirado Costa y que no pasó de proyecto.

Murió el 1º de diciembre de 1928, a los sesenta y dos años de su edad, cristianamente, dentro del seno de la Iglesia católica: la religión social. “Descansó al morir”, reza su epitafio. Su amigo y coterráneo Ramón Acín, que le había retratado y a quien había dedicado su testamento espiritual, esculpió su bajorrelieve mortuorio y escribió al día siguiente en el Diario de Huesca: «Don Manuel Bescós ha muerto ¡Viva Silvio Kossti!»

Epígramas
Epígramas, 1920
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Cronología

1866

Nace M. Bescós Almudévar en un pueblo de la prov. de Huesca

1899

Empieza a colaborar en la prensa

1909

Publica Las tardes del sanatorio, reprobado por la Iglesia

1916
1920

Publica los Epígramas

1923-24

Alcalde de Huesca durante cuatro meses

1891-95

Estancia en París

1900

Funda la sociedad Hidro-Eléctrica Oscense

1916

Manifiesto al país de la Cámara Agrícola del Alto Aragón

1917

Firma la petición de autonomía para Aragón

1923

Golpe de estado de Primo de Rivera el 13 de septiembre

1928

Fallece Silvio Kossti (M. Bescós) en Huesca