En los primeros años del siglo XX empezó a surgir un sentimiento regionalista impulsado por el Ateneo de Sevilla que desde 1896 organizaba los Juegos Florales. Blas Infante se va convirtiendo poco a poco en impulsor y líder de este sentimiento andaluz. Ya en 1914 publica en la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo su memoria Ideal Andaluz, libro clave del andalucismo. En 1915 aparece la primera edición de esta obra en la que recoge de manera más precisa y rigurosa su ideario. Su pensamiento se forjó con sus vivencias de niño referentes a la situación de hambre y precariedad en la que vivían los trabajadores del campo. Esas injusticias acompañadas de las ideas regeneracionistas del momento le empujan a buscar soluciones para cambiar esa penosa situación presentando propuestas de carácter político y social para conseguirlo.
Admiraba a Manuel Azaña por coincidir con él en la visión antilatifundista de la reforma agraria, reforma que no llegó a llevarse a cabo. Para Blas Infante, el latifundio era el cáncer que evitaba el progreso y el desarrollo económico de Andalucía.
Sentimiento andaluz
Nunca apoyó la separación de Andalucía de España, si no que por el contrario pensaba que fortalecer el papel de las regiones supondría también el reforzamiento de la nación española. Su mensaje es intemporal, él decía que “el andalucismo era un nacionalismo antinacionalista”. En 1918 Blas Infante preside la Asamblea de Ronda, donde se aprueba su propuesta de adoptar a partir de entonces como símbolos de Andalucía: El escudo, el himno y la bandera verde y blanca.
En 1920 publica Motamid, último rey de Sevilla y en 1921 Cuentos de animales así como el ensayo La Dictadura pedagógica, quizás su obra más ambiciosa. En alguna de estas obras queda constancia de la influencia de las ideas masónicas con las que comulgaba. En 1923 con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera, Blas de Infante, desmoralizado por la imposibilidad en esos momentos de mantener su espíritu andalucista por la prohibición impuesta, se dedica al estudio y es cuando escribe sus Cartas Andalucistas, reflexiones sobre la política y los políticos.
A partir de 1931 con la llegada de la II República comienza una nueva etapa en la que renacerá de nuevo el andalucismo y su vida política será intensa y directa.
Por un lado formará parte como jurista de la Comisión Técnica Agraria, creada en 1931 para intentar poner en marcha la reforma agraria. Por otro, pondrá en marcha una heterogénea candidatura andalucista, Coalición Republicana Revolucionaria Federalista Andaluza, para las Constituyentes de 1931, boicoteada con el famoso “complot de Tablada”. De este episodio surgió su libro La verdad sobre el complot de Tablada y el estado libre de Andalucía.
De 1933 a 1936 decepcionado de la política y de los políticos adoptará una posición más radical y crítica frente a sus posiciones anteriores más reformistas y populistas. Pero por encima de todo mantiene su lucha por la autonomía y su defensa de Andalucía. Repudió el centralismo y abogó por un federalismo. Fue detenido el 2 de agosto por tropas franquistas, y fusilado el día 10 de ese mismo mes de 1936. Dejó más de 10 000 manuscritos.
(Servicio de Información Bibliográfica)