Ella fue la que predijo en una de sus novelas el futuro venidero de las mujeres: “el siglo XVIII proclamó los derechos del hombre; el XIX ha concedido a la mujer en algunos pueblos los que aquí pedimos; el XX los otorgará”. No obstante, su figura en ese futuro del que habla no tendrá tanto reconocimiento y será olvidada.

Fue una niña con gran facilidad para asimilar conocimientos. Estudió en Zaragoza y más tarde se mudó a Madrid, donde comenzó a relacionarse con los círculos literarios y aristocráticos del momento. Estableció contacto con la Familia Real y leyó uno de sus ensayos ante el rey Alfonso XII. De hecho, dos de sus obras más significativas fueron dedicadas a las infantas. En 1879 contrajo matrimonio con el periodista catalán Francisco de Paula Flaquer de quien tomó su segundo apellido y juntos recorrieron el mundo.

Defensa y compromiso vital por la igualdad de la mujer

Los ensayos y artículos son su producción literaria más valiosa, ya que fue donde expuso su defensa y compromiso vital por la igualdad de la mujer. Comenzó a escribir artículos muy temprano: el primero se titula A los impugnadores del bello sexo (1869) en El Trovador del Ebro, donde trató de demostrar que aunque los hombres menospreciasen las capacidades de la mujer sin razón alguna, les debían la vida. Tras mudarse a Madrid publicó sus primeros artículos en Argos y fue editora en La Mujer. También destacó su labor como fundadora y directora del periódico La Ilustración de la Mujer (1872).

Alternó su tarea periodística con la publicación de novelas, entre ellas,  la primera titulada Victoria o heroísmo del corazón (1873), La mujer juzgada por una mujer (1882), de gran éxito con nueve ediciones en su época o La mujer intelectual (1901), obra importante compuesta por ensayos, donde muestra perfiles de mujeres relevantes por su desarrollo de cualidades intelectuales en lo profesional, pero también en lo cultural o artístico.

Vivió en México con su marido algunos años de su vida. Allí creó y dirigió el periódico El Álbum de la Mujer (1883-1890), donde buscó dar voz a colaboradoras de la época que escribían y luchaban por la igualdad de derechos a través de ensayos, novelas y biografías de mujeres ejemplares. Al volver a España cambió el título a El Álbum Ibero-Americano (1890-1909) que sirvió como vínculo entre los dos continentes. Sin duda, ella y su marido llevaron a cabo con este periódico una labor de unión y mejora de las relaciones entre las dos orillas.

Fue una de las primeras mujeres invitadas a dar una conferencia en el Ateneo de Madrid. Tuvo gran éxito y repitió posteriormente presentada por Juan Valera. Su primera conferencia se tituló Civilización de los antiguos pueblos mexicanos (1890), donde mostró la defensa de las comunidades indígenas y su cultura avanzada. Más tarde, recorre el continente americano a través de diferentes asociaciones feministas para dar conferencias y tener encuentros con diferentes personalidades. Fue una figura reconocida y homenajeada, obtuvo la Medalla de Honor en Venezuela y distinciones del gobierno mexicano.

Labor periodística y compromiso vital

Concepción Gimeno fue una figura destacada por su labor periodística y su compromiso vital, presente en toda su obra. Como viajera contribuyó a dar a  conocer otros pueblos y sus costumbres, además de establecer vínculos entre América y España. Desde una postura feminista moderada defendió el intelecto de la mujer, su educación e igualdad. No obstante, evolucionó de acuerdo con el pensamiento feminista de su época y luchó por las escuelas mixtas, salario igualitario, derecho al voto y reformas de códigos y leyes. A Concepción Gimeno se le relaciona, por aspectos similares de vida combativa en defensa de la mujer desde su obra, con Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o Gertrudis de Avellaneda, mujeres que marcaron un antes y un después en la literatura y en la historia.

Murió en 1919 por una congestión pulmonar.

(Servicio de Información Bibliográfica)