Escalante, Amós de
Escalante, Amós de
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Es de justicia destacar a este autor cántabro que junto a José María Pereda o Marcelino Menéndez Pelayo está entre los más relevantes escritores cántabros del siglo XIX y no siempre ha sido tan reconocido como ellos.
Hombre de enorme cultura y erudición fue muy aficionado tanto a la arqueología, en su afán por conocer e investigar el pasado, como a la literatura, lo que le condujo a convertirse en novelista y poeta pese a ser licenciado en Ciencias Físicas en 1860 por la Universidad de Madrid. Leía a los clásicos en su lengua original. Cultivó todos los géneros tanto poesía como novela, crítica literaria o literatura de viajes.
Precisamente de un viaje a Italia que realizó en 1860 dejaría constancia en su obra Del Ebro al Tíber, 1864. En Del Manzanares al Darro, 1863, hace una descripción de Andalucía combinando el costumbrismo, la investigación histórica y la leyenda popular. Bajo el seudónimo de Juan García colaboró asiduamente con distintos periódicos de la época tanto nacionales como regionales: la Ilustración Española y Americana, Museo Universal, Semanario Pintoresco Español o La revista cántabro-asturiana. Sin embargo cuando publicaba poesía siempre utilizaba su nombre completo, Amós de Escalante. Colaboró también con la revista La Época y en ella ejerció de crítico de arte haciendo gala de sus conocimientos y buen gusto artístico. En 1871 publica la que fue su obra predilecta Costas y montañas, rica en descripciones de la comarca del Besaya y una de sus obras más documentada. En 1873 otra obra de ficción titulada En la playa recoge relatos con cierto toque de crítica social y ambientados en el Sardinero. Es también autor de Ave María Stella: Historia montañesa del siglo XVII, 1877-1920, novela histórica, muy lenta en la acción pero en la que creó magistralmente el ambiente y los personajes y en la que se nota su admiración por Walter Scott y Alessandro Manzoni.
Como poeta, en 1890 reunió una selección de poemas esparcidos en diarios y revistas en una edición privada titulada Marinas, Flores, en la Montaña. En 1907 se publicó Poesías, una edición póstuma con un prólogo de Menéndez Pelayo. Sus mejores poemas son los que dedicó al mar y a las montañas santanderinas y según José M. de Cossío es “el poeta más representativo de la Montaña”.
Tiene mucha obra dispersa aún por reunir tanto en la prensa cántabra como en la nacional. Aunque instalado en Madrid pasaba los veranos en Santander y a partir de 1880 se instaló ya definitivamente en esta ciudad, acudiendo regularmente a la tertulia de José María Pereda junto con Marcelino Menéndez y Pelayo, gran admirador suyo y otros intelectuales de la ciudad cántabra. Era metódico en sus investigaciones: todos sus estudios estaban basados en las distintas fuentes documentales tanto escritas como orales. Fue de los primeros en reivindicar la importancia de este tipo de testimonios de transmisión oral. Perteneció a la denominada Escuela Montañesa, a la Real Academia de la Historia en calidad de miembro correspondiente, así como miembro de la Sociedad de Bibliófilos de Cantabria y Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos III.
(Servicio de Información Bibliográfica)
Cronología
Publica la que fue su obra predilecta Costas y montañas, rica en descripciones de la comarca del Besaya y una de sus obras más documentada.
Reunió una selección de poemas esparcidos en diarios y revistas en una edición privada titulada Marinas, Flores, en la Montaña.
En la playa recoge relatos con cierto toque de crítica social y ambientados en el Sardinero.