Geógrafo y naturalista

Durante su estancia en Albacete inició simultáneamente trabajos para el Museo Nacional de Ciencias Naturales y en 1911 la Junta de Ampliación de Estudios le nombró profesor ayudante de esa institución, quedando adscrito en la sección de Geología y Mineralogía, donde trabajó estrechamente con su director, Eduardo Hernández-Pacheco. En 1912 dirigió las excavaciones del yacimiento de fósiles terciarios descubierto en el cerro del Cristo del Otero, en Palencia.

En 1912 presentó una tesis sobre la constitución y la interpretación del relieve de la Península Ibérica, con la calificación de sobresaliente y Premio Extraordinario. Este trabajo se publicó en 1913 con el título El relieve de la Península Ibérica. Ensayo de un estudio geográfico-geológico sobre su constitución e interpretación, basado en su Resumen fisiográfico de la Península Ibérica, una de sus obras de más envergadura. También en 1912 se trasladó a Guadalajara, para ocupar una plaza en el Instituto de esa ciudad.

En 1913 solicitó una pensión a la JAE, era la cuarta vez que lo intentaba, en las tres anteriores su solicitud había sido desestimada. En esta ocasión obtuvo una beca para estudiar en la universidad de La Sorbona en París con el profesor Emmanuel de Martonne en la rama de Geografía física y geológica; en el Geographisches Seminar de la Universidad de Estrasburgo con su director, el profesor Karl Sapper; y en el Geographisches Institut de la Universida de Berlín, con Albrecht Penk, un experto en la geografía y geología de la Península Ibérica.

Resultado de sus investigaciones son los trabajos Las tierras negras de Marruecos, Las causas de la distribución geográfica de la población de España y Evolución y concepto actual de la Geografía moderna.

Etapa como profesor

En 1917, Dantín Cereceda se reincorporó a su cátedra del Instituto de Guadalajara y poco después regresó a Madrid como profesor agregado del Instituto-Escuela, el centro educativo en el que se formaba el profesorado de enseñanzas medias. En la Biblioteca Literaria del Estudiante, editada por el citado instituto y dirigida por Ramón Menéndez Pidal, publicó una selección de relatos sobre exploradores y conquistadores del Nuevo Mundo, Interesante por su valor geográfico. También colaboró en la Sección de Filología del Centro de Estudios Históricos y ya en los años treinta, en las actividades de la Sección de Estudios Hispanoamericanos, dirigida por Américo Castro, realizando trabajos cartográficos sobre las exploraciones americanas.

En 1922 pasó a ocupar la cátedra de Agricultura y Técnica agrícola e industrial del Instituto de San Isidro de Madrid.

Durante los años veinte Dantín estuvo relacionado con la Unión Geográfica Internacional y asistió a sus congresos en El Cairo, Cambridge y París y fue miembro designado por la Real Sociedad Geográfica Española.

Fue una figura bien relacionado con los ambientes intelectuales de la España de su momento. Su vínculo con la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas le puso en contacto con los mejores científicos nacionales e internacionales y también con intelectuales como Ortega y Gasset o Pío Baroja, con quienes realizaba frecuentes excursiones. Colaboró extensamente haciendo divulgación científica en el diario El Sol y la Revista de Occidente.

En 1922 publicó Ensayo acerca de las regiones naturales de España, otra de sus obras de mayor interés, en los que muestra los aspectos de la geografía natural sobre la geografía histórica. Dantín Cereceda se había propuesto promover un proceso de modernización de la Geografía española, abandonando los enfoques que consideraba anacrónicos.

Tras la Guerra Civil, colaboró, hasta el momento de su muerte, en las actividades del Instituto Juan Sebastián Elcano, en el seno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo que había sustituido a la JAE, publicando sus artículos en la revista Estudios Geográficos.

Considerado uno de los pioneros de la tradición geográfica moderna, falleció en Madrid en 1943.

(Servicio de Información Bibliográfica)