Comienzo de una carrera
Con el fin de iniciar su actividad literaria se traslada a Madrid en 1856, donde al año siguiente escribe su primer poemario, La flor. En 1858 se casa con el historiador Manuel Murguía (1833-1920), quien la ayuda a introducirse en los círculos literarios y editoriales. La carrera de Murguía lleva al matrimonio a continuos cambios de residencia: Santiago, Madrid, La Coruña, Padrón y Simancas.
Su poesía recibe influencias de Gustavo Adolfo Bécquer y del alemán Heinrich Heine, al que lee a través de traducciones al castellano y francés. Entre sus lecturas están también los poetas Espronceda, Zorrilla, Campoamor, Fernán Caballero, Byron, Camões, Hoffmann…
En 1861 publica “Adiós, ríos; adiós, fontes”, su primer poema en lengua gallega. La muerte de su madre en 1862 motiva su segundo poemario, A mi madre (Vigo, 1863). Ese mismo año publica la obra Cantares Gallegos, que dedica a Fernán Caballero. Su centenario fue aprovechado para instaurar el Día das Letras de Galicia, el día 17 de mayo, de acuerdo con la fecha de la dedicatoria escrita por Rosalía a Fernán Caballero.
Obras en castellano
En su estancia en Simancas escribe los poemas de Follas Novas, últimos escritos en lengua gallega y que se publican en 1880.
Con motivo de las críticas a un artículo de la serie “Costumbres gallegas” publicado en Los Lunes del Imparcial de Madrid, renuncia a volver a escribir en gallego y en 1884 publica, en castellano, En las orillas del Sar.
Paralelamente a su obra poética, desarrolla la narrativa en castellano con las obras La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1881).
Desde 1883, vive en su casa de La Matanza, en Padrón (Casa-Museo Rosalía de Castro desde 1972). Allí muere, enferma de cáncer, el día 15 de julio de 1885 y es enterrada en el cementerio de Adina, en Iria Flavia. En mayo de 1891 sus restos mortales fueron depositados en el Panteón de Gallegos Ilustres de la iglesia del convento de Santo Domingo de Bonaval de Santiago de Compostela, donde reposan actualmente.
Escritores como Azorín, Miguel de Unamuno y Juan Ramón Jiménez fueron promotores de la obra de Rosalía de Castro, que fue traducida a varios idiomas como el francés, alemán, ruso y japonés.
Múltiples ciudades en España y especialmente en Galicia han dado a sus instituciones culturales, plazas, calles y centros de educación el nombre de la autora con el fin de rendirle homenaje.
El lugar central que ocupa en su obra la defensa de la mujer gallega hace de la escritora un importante referente del feminismo en España.
(Servicio de Información Bibliográfica)