Junto al ejercicio de la docencia, también se dedicó al periodismo, a menudo con el seudónimo de Mathefilo, colaborando en algunas de las cabeceras nacionales más prestigiosas del momento, como La Ilustración Española y Americana, El Imparcial o La España Moderna, además de convertirse en el cronista oficial de Extremadura en 1902. Por otra parte, también cultivó una importante obra como escritor, manifestada en trabajos sobre historia (sus biografías sobre sus paisanos Espronceda y Zurbarán todavía siguen teniendo vigencia), en ensayos, estudios sobre arquitectura, composiciones poéticas y cuentos. En 1926 ganó el Premio de Bibliografía de la Biblioteca Nacional por La literatura castellana en Sevilla durante los siglos XV y XVI.
Otra de sus facetas profesionales estuvo dedicada a la promoción del arte (también fue escultor), la educación y la cultura en obras como Sevilla intelectual: Sus escritores y artistas contemporáneos (1896) o La Cuerda Granadina (1926). Esta pasión le llevó a intentar crear el Museo Regional de Arquitectura de Villafranca de los Barros y a ser uno de los fundadores del Ateneo y de la Sociedad de Excursiones de Sevilla. Este último interés también se manifestó en su libro Excursiones por Andalucía, en el que seguía el espíritu krausista. Su amplitud de saberes le permitió ser miembro tanto de la Real Academia de la Historia como de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de pertenecer a la Société de Correspondance Hispanique de Burdeos y a la Hispanic Society of America de Nueva York.
Del socialismo gremialista (que le llevó a afiliarse en la UGT como encuadernador) y el tradicionalismo castellano de su juventud, pasó en los años 20 a sostener una ideología cada vez más conservadora que le acercó al dictador Primo de Rivera. Fue en estos años cuando desarrolló dos proyectos para convertir el monasterio de Guadalupe primero en un museo de la cultura extremeña y después en monumento a la cultura hispanoamericana, aunque finalmente ninguna de las dos ideas fueron llevadas a la práctica. Todavía en vida se le dio su nombre a una calle de Sevilla, y en la actualidad la biblioteca municipal de Villafranca de los Barros también está bautizada en su honor.
(Servicio de Información Bibliográfica)