Dotada de un talento precoz, a los diecisiete años ya tenía concluido su primer ensayo de ópera para canto y piano, a partir de entonces se dedicó a la instrumentación.  A los 18 años terminó la partitura orquestada de Schiava e Regina, premiada con medalla y diploma en la Exposición de Chicago de 1892. A finales del siglo XIX no era habitual que los grandes teatros programaran óperas escritas por mujeres, pero el caso de Casagemas fue distinto. El Gran Teatro del Liceo de Barcelona seleccionó la pieza para ser estrenada en la temporada 1893-94, sin embargo, ironías de la vida, el proyecto quedó frustrado debido al atentado anarquista del siete de noviembre de 1893 que dejó veinte muertos y supuso la cancelación de la temporada de invierno del Liceo. La obra fue estrenada en 1894 en el Palacio Real, con presencia de la familia real. La partitura manuscrita de Schiava e Regina, fue localizada en 2017 por expertos en Musicología de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Otra de sus obras, el poema sinfónico titulado Crepúsculo, sí se había estrenado en 1893, también en el Liceo, con la Orquesta Catalana de Conciertos.

Casagemas fue una compositora prolífica, con un catálogo de más de un centenar de obras y una considerable proyección internacional. En Madrid era recibida en las veladas de Emilia Pardo Bazán. Sin embargo, a principios del siglo XX empieza a desaparecer de las salas de conciertos, coincidiendo con su matrimonio con Enrique de Sorarrain Milans del Bosc en 1896 a la edad de veintiún años. En 1924 quedó viuda, aunque no recuperó su trabajo creativo y se limitó a interpretar algunos recitales y a ejercer como profesora de violín durante la Segunda República.

A partir de la Guerra Civil se pierde su pista y no se conoce la fecha exacta de su muerte, que pasó inadvertida y que podría situarse en Madrid durante los primeros años de la posguerra.

(Servicio de Información Bibliográfica)