Su entorno, además, estuvo muy familiarizado con la creación literaria. Teresa y su hermano Valentín publicaban asiduamente en El Fénix Cartaginés y Brisas del Mediterráneo y Cartagena Artística.
Autora de renombre
Se trata de una autora con una presencia muy destacada en su época, que publicó en diferentes diarios y revistas de la segunda mitad del siglo XIX, junto a firmas tan conocidas como Antonio Ros de Olano, Joaquín Costa, Francisco Giner de los Ríos o Emilia Pardo Bazán, quien en el artículo XIX de su Cuestión Palpitante, cita a nuestra autora en los siguientes términos:
Así es que, bien considerado, todavía es admirable que gocemos de tantos buenos novelistas en España, y de tanta excelente novela, y que en ese género, que Gil y Zárate y Coll y Vehi ponen a la cola y hoy marcha a la cabeza de los demás, nos hallemos a la altura de las primeras naciones europeas. No contamos por docenas los grandes novelistas vivos, pero tampoco los cuenta Francia, ni menos, que yo sepa, Inglaterra, Alemania e Italia. Comparadas obras con obras, no cede nuestra patria el paso. Además de Pereda, Galdós, Alarcón y Valera, de quienes más especialmente traté, hay la cohorte donde figuran Navarrete, Ortega Munilla, Castro y Serrano, Coello, Teresa Arróniz, Villoslada, Palacio Valdés, Amós Escalante, Oller, unos representando los antiguos métodos, otros los nuevos, pero todos enriqueciendo la novela patria.
La cuestión palpitante. Cap. XIX. En España
Identidad oculta
Se dio a conocer en 1855 con la publicación en Madrid de la novela El testamento de D. Juan I. Novela histórica que conoció una segunda edición en Barcelona en 1864 bajo el seudónimo de Gabriel de Los Arcos. Resulta llamativo que una vez que algunas mujeres, debido a su posición económica, podían dedicarse a la creación, debieran publicar bajo seudónimo para conservar intacta su posición en la sociedad. En el caso de Arróniz y Bosch no podemos descartar que publicara bajo alguna otra firma.
En 1873 publicó otra novela, La condesa de Alba-Rosa, considerada como una de sus mejores obras. Sin embargo, fue su novela Mari Pérez, la premiada por la Real Academia Española con la cantidad de mil quinientas, en 1876.
Hoy conocemos buena parte de toda su producción, aunque algunas de sus obras, dispersas en revistas y diarios, se han perdido y otras se publicaron póstumamente debido a que había cedido sus derechos de publicación a una editorial catalana que, tras su quiebra, provocó que no pudieran ver la luz futuras ediciones de sus novelas. En 1882 aparece su última obra, Recuerdos, en la Revista Hispano-americana.
También cultivó la poesía y al respecto, Carmen Conde, en su estudio Poetas Cartageneros del siglo XIX, la compara por su factura y cadencia, con la obra de Zorilla y Espronceda.
Falleció en Madrid en abril de1890.
(Servicio de Información Bibliográfica)