En Barcelona, bajo la protección condal, llegó a ser gobernador o jefe de policía, de donde viene uno de los apelativos por los que se le conoce, Savasorda (adaptación del nombre del cargo árabe que ocupó). Entre los judíos también era conocido como ha-Nassi, príncipe, por motivos familiares, que no políticos.
Además de sus propias obras sobre diversos campos científicos, que escribía en hebreo, fue muy importante su labor de traducción de títulos griegos y árabes, que permitieron la difusión en Europa de los conocimientos atesorados por los musulmanes, en esta época los más avanzados del mundo.
En colaboración con Platón de Tivoli, quien se encargaba de la traducción al latín, publicó obras como el Liber embadorum, un tratado de geometría y trigonometría que dio a conocer esta disciplina en Europa. Además de las doce obras que tradujo con Tivoli, él mismo vertió al hebreo clásicos árabes en beneficio de la comunidad judía del sur de Francia, convirtiéndose en el primer científico en usar el hebreo.
Como era habitual en su época, en sus textos mezclaba ciencia y religión, como se puede comprobar en su obra Fundamentos de la inteligencia y la torre de la fe, una especie de enciclopedia en la que reunió conocimientos sobre matemáticas, música, óptica y astronomía y que le valió un gran renombre.
En lo que respecta a la astronomía, es autor de una obra sobre cosmografía (La forma de la tierra), unas tablas astronómicas y un calendario. Aparte de su vertiente científica, también escribió sobre filosofía, por ejemplo en Meditación del alma triste, donde volvió a mezclar fe y razón. En el Libro del revelador calculó el momento de la llegada del Mesías.
(Departamento de Bellas Artes y Cartografía)