Introducción

La imprenta era fundamentalmente un negocio familiar por lo que es de suponer que la participación de la mujer era más significativa de lo que se puede documentar

 

 

 

 

 

 

Nos hallamos en general ante una falta de documentación referente a las actividades laborales de la mujer. Es obvia su participación en el negocio familiar aunque no todas desempeñaron el mismo papel. La mayoría de ellas no interviene en el mundo de la imprenta por iniciativa propia sino que continúan la labor de sus maridos al enviudar. Era la tónica general en una sociedad tremendamente misógina, donde a la mujer se la excluía de los ámbitos profesionales y culturales y con grandes limitaciones tanto sociales como legales debido solo a su condición femenina.

La única mujer impresora de la que se tienen noticias en el período incunable hispano es Francisca López pero no por sus impresiones o como viuda de, si no a través de unos documentos por los que se sabe que Francisca conservó los punzones de su marido, ya que conocía la importancia que tenían para este negocio y lo difíciles que eran de conseguir. Los punzones permiten obtener sucesivos juegos de matrices y transmitirlos a los tipos de imprenta.

Algunas se limitaron a figurar dejando el negocio en manos de un oficial de imprenta mientras sus hijos adquirían la edad suficiente para regentar el taller. Otras, por el contrario, conocieron el oficio desde pequeñas como hijas, esposas y viudas de impresores; tal es el caso de Brígida Maldonado, esposa del impresor Juan Cromberger, Jeronima Galés, quien realizó impresos de gran envergadura y excelentes tipográficamente o Isabel de Basilea quien mantuvo durante toda su vida una participación muy activa en el negocio familiar.

Habrá que esperar a la aparición de nuevos estudios y documentos que reconozcan por fin su valía y el papel tan importante que desempeñaron muchas de estas mujeres en el desarrollo de la imprenta en nuestro país.

 

Publicaron toda clase de textos, tanto religiosos como científicos o culturales no siempre con el mismo grado de calidad. Dejaban su impronta femenina en las portadas o colofones utilizando distintas fórmulas para indicar la titularidad de las imprentas (con su propio nombre, Viuda de, o poniendo a sus herederos aunque no tuvieran la edad reglamentaria para regentar el taller)

Son muchas las tareas que se realizan en una imprenta, desde la composición de los tipos, la elaboración de la tinta, la impresión, corrección de los textos y por último la encuadernación y aún no sabemos con certeza que trabajos realizaron cada una de ellas. Habrá que esperar a la aparición de nuevos estudios y documentos que reconozcan por fin su valía y el papel tan importante que desempeñaron muchas de estas mujeres en el desarrollo de la imprenta en nuestro país.