Introducción
Los ideales ilustrados influirán en el papel de la mujer como impresora
Según Antonio Arroyo Almaraz "El papel de las mujeres como impresoras, editoras y libreras a lo largo del siglo XVIII se verá marcado por la llegada de los Borbones al poder, acontecimiento que propició la apertura a Francia y a los ideales ilustrados e hizo que las mujeres tuvieran conciencia de necesitar y exigir un puesto en la sociedad". Con Carlos III (1759-1788) se crea la Compañía de Mercaderes de Libros de la Corte que aglutinó a maestros, oficiales y aprendices, duplicándose los empleos en el sector con respecto al siglo anterior y dando una gran pujanza al sector del libro; muchas de las viudas e hijas de impresores, quedarán integradas en esta compañía.
No obstante la legislación de la época recoge la exclusión que padecieron las mujeres impresoras dentro del gremio; la ordenanza de 1762 en el capítulo 8º dice lo siguiente : “las viudas e hijas de mercaderes y encuadernadores podrán tener su tienda abierta y encuadernar siempre y cuando tengan al frente de la misma un oficial del arte que la gobierne, debiendo cerrarla de inmediato si casaren con alguien que no fuese de la comunidad…” lo que supuso para algunas de ellas la desaparición de la compañía, como es el caso de la viuda de Lanza y de Araujo…aunque otras, como Juana Correa, permanecerán en la compañía hasta el final…la ordenanza también pudo propiciar los matrimonios entre viudas e impresores para preservar el negocio. En la mayoría de los casos se impone la continuidad de la labor iniciada por sus maridos para mantener la clientela y el prestigio, pero algunas de estas mujeres llevarán el negocio familiar a su máximo esplendor; es el caso de MarÍa Angela Martí, viuda de Maur Martí, Teresa Pou y Eulalia Massiá , viudas de Joan y Tomás Piferrer.
Teresa Vendrell, Manuela Contera o Antonia Ibarra realizarán importantes aportaciones en la tipografía, tratamiento del papel o en la composición de la tinta
El tiempo que administraron las imprentas es variable, pudiendo llegar en algunos casos a los 30 años, y la temática de las obras muy diversa con un gran predominio de obras de carácter religioso. Algunas de estas viudas desarrollarán su trabajo desde importantes instituciones de la época como : el Consejo de la Inquisición (Viuda de Manuel Fernández) o la Real Chancillería De Valladolid (Manuela Arenas) o en el caso de Eulalia Massiá como impresora Real.
Hay que resaltar entre todas ellas los grandes esfuerzos tipográficos realizados por Teresa Vendrell, imprimiendo libros en cursiva y tipos redondos, algo inusual en la época; los logros en el tratamiento del papel, en la regulación de la composición de la tinta según los cambios térmicos realizados por Manuela Contera, o el gran esfuerzo realizado por Antonia Ibarra desde su puesto en la Universidad de Cervera para imprimir con caracteres griegos obras como la Gramatica de Pedro Nuñez o las Fábulas de Esopo, imprescindibles para la enseñanza de la época.