Retórica

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Rhetorica en lengua Castellana

La retórica, históricamente una de las artes liberales y considerada en la Edad Media como parte del trivium, conserva su status en el Renacimiento pasando a formar parte de las studia humanitatis junto con la gramática, la historia y la filosofía moral. Así, junto a las retóricas del latín, muy extendidas, comienzan a aparecer las primeras retóricas y poéticas en lenguas vulgares. En este contexto, en 1541 se publica en Alcalá de Henares, en la imprenta de Juan de Brocar, la Rhetorica en lengua Castellana del jerónimo Miguel de Salinas, la primera retórica escrita en castellano. Como muestra Encarnación Sánchez García en su reciente edición de la obra, Salinas concibe la retórica como un instrumento para aproximar las teorías antiguas y modernas a la práctica diaria en el uso de la lengua, coincidiendo con el ideal expresado por Valdés en su Diálogo de la lengua y con las teorías erasmianas del estilo. Confesándose heredero sobre todo de Cicerón, pero también de Quintiliano, los Padres de la Iglesia y Erasmo, Salinas elabora un tratado moderno y didáctico.


Medio siglo más tarde, en 1604, aparece en Toledo la Elocuencia española en arte de Bartolomé Jiménez Patón, una obra que, si bien no se presenta como tratado de retórica ni utiliza el término a lo largo del texto, constituye un importante tratado sobre el elemento retórico y su aplicación. Y ya en 1642 ve la luz en Madrid el Arte de ingenio, tratado de la agudeza de Baltasar Gracián, otro buen ejemplo del desarrollo de la disciplina a lo largo del Siglo de Oro.


Un curioso ejemplo relacionado con estas disciplinas es la Reduction de las letras y arte para enseñar a ablar los mudos de Juan Pablo Bonet. La obra, publicada en Madrid en 1620, es el primer libro para enseñar a hablar a los mudos: si bien resume toda una tradición en la materia, se trata del primer manual impreso. También ha sido considerado el primer tratado moderno de fonética. La primera parte es un tratado sobre problemas fonéticos en la enseñanza del habla. La segunda plantea problemas clásicos relacionados con la enseñanza de personas sordas: el tiempo verbal, los elementos deícticos, etc