Origen de la lengua

Diálogo de la lengua
El problema lingüístico de los orígenes de la lengua (¿qué vínculo existe entre el significante y el significado?) fue históricamente muy debatido, conviviendo la corriente platónica del lazo natural entre ambos con la aristotélica, que preconiza la arbitrariedad del signo lingüístico. Esta última es la postura que predomina durante la Edad Media y el Renacimiento, si bien algunos humanistas se aproximan por momentos a las posturas platónicas. Pero para contar con un tratado sobre los orígenes del español en concreto y su evolución debemos esperar hasta bien entrado el siglo XVII, con la aparición de Del origen y principio de la lengua castellana, ò Romance que oy se vsa en España de Bernardo Aldrete, publicada en Madrid en 1674. La obra del humanista andaluz no es sólo la primera de su género, sino el punto de partida de todos los estudios posteriores referentes a gramática histórica y comparada, aunque la rareza bibliográfica de sus obras hace que no sea un autor muy citado. Aldrete defiende que la lengua castellana procede del latín por corrupción y relaciona la nobleza del castellano con su filiación latina. El texto se divide en tres libros: dos dedicados a la romanización de la península y al latín vulgar y uno sobre elementos no latinos constitutivos del español.
Otra obra que se relaciona con esta temática, si bien sólo en una de sus partes, es el difícilmente clasificable Diálogo de la lengua de Juan de Valdés. De la obra, que no fue editada hasta que en el siglo XVIII lo hiciera Gregorio Mayáns y Siscar, se conservan tres manuscritos contemporáneos a Valdés, que lo compuso en Nápoles entre 1535 y 1536, localizados en El Escorial, la British Library y la BNE. Este último está considerado el de mayor calidad. En el género de los diálogos renacentistas, es un tratado sobre la variación de la lengua castellana y la necesidad de establecer un canon en el que se observa la profunda huella del iluminismo y el erasmismo. En el diálogo cuatro interlocutores (dos españoles y dos italianos) discuten sobre la belleza y condición de sus lenguas, mostrando con ello la postura renacentista ante las lenguas vulgares con su idea de pulirlas para hacerlas ascender a una categoría superior. De sus ocho apartados, el primero está dedicado al origen de las lenguas habladas en España, principalmente la castellana.