Miguel Hernández y el teatro

VOCACIÓN TEATRAL
Miguel Hernández se sintió atraído por el teatro desde niño. Las causas inmediatas de esta atracción se las repartían su deseo de reconocimiento social e intelectual, su ansia de popularidad y, por ende, su necesidad constante de dinero. El teatro era una plataforma de ascensión en la vida, una forma de lograr salir de una clase social humilde. Pero también existía una motivación intrínseca que inclinaba a Hernández al género teatral. Se trataba de un motivo estético: la búsqueda del arte total, con raíces clásicas, tanto en el sentido calderoniano —el teatro de «gran tramoya»— como en el más moderno sentido wagneriano. La confluencia de palabra, poesía, canto, música, danza y aparato escénico —atrezzo, vestuario, iluminación...— producirían un teatro en su plenitud como integración de las artes.

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