Alberto Sánchez escribe en el verano de 1961 un texto titulado «Sobre la Escuela de Vallecas», en el que expone un nuevo concepto del paisaje, vinculado a la vanguardia, que nace tras los paseos por tierras vallecanas con Benjamín Palencia, realizados durante los últimos años de la década de los veinte y los primeros de los treinta. En pleno auge del surrealismo, siendo París el centro universal del arte, Alberto y Palencia en un intento de crear un arte nacional, vinculado a la naturaleza, hacen frente al liderazgo francés con una nueva poética del paisaje más acorde con los postulados de la modernidad.