Arácnido confuso: purismo y neogongorismo en el primer Miguel Hernández

1. PURISMO
La dificultad de definir la llamada poesía pura procede, a mi modo de ver, de dos cuestiones.

Primera. El purismo carece de la entidad doctrinal de los grandes movimientos de vanguardia, y su poética es un sistema de negaciones frente a la tradición decimonónica, aspiración a la desnudez que formuló Juan Ramón Jiménez en un conocido poema de Eternidades. La poética del purismo resulta tan nebulosa porque es sustractiva o residual: así dirá Jorge Guillén en su carta a Fernando Vela de 1926 que «poesía pura es lo que permanece en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía». Incluso, dada su limitada causticidad, el purismo puede verse como una de las vías del retorno al orden y del enlace con una tradición remota, que se vuelve así antídoto de la inmediata.

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