3.2. La Colección de Reformistas Antiguos Españoles (RAE)

En lo que escriba hablaré poco; reimprimiré con integridad, daré mi parecer sobre lo que vaya reimprimiendo, hasta cierto punto, no más, y luego, si el grano sembrado con sinceridad y deseo de bien hacia mi patria, puede y debe crecer, El, que tiene en su mano los destinos de los hombres y sus cosas, lo sabe, y determinará.

Ya es tiempo, además, de que en nuestro país, se oigan sin susto, las palabras de aquellos infelizes, á quienes se quemó y persiguió siempre de muerte, en honrra de un Dios de paz y de amor, que nos dice: “amaos los unos a los otros”.

Bajo el título de Colección de Reformistas Antiguos Españoles Luis de Usoz llevó a cabo la que fue su mayor obra editorial, orientada a localizar y rescatar textos de autores censurados o prohibidos en el siglo XVI en la España de la Primera reforma, y aún prohibidos en el momento de la elaboración de la RAE. Para desarrollar esta compleja tarea fue esencial su asociación con el bibliógrafo inglés Benjamin Barron Wiffen y con el editor vasco Fernando Brunet, con los que logró enfrentándose a innumerables adversidades, localizar, adquirir o en su caso copiar de bibliotecas públicas o privadas, las citadas obras e introducirlas en España, editarlas y en algunos casos traducirlas. Para esta singular empresa, trazaron una compleja red de agentes clandestinos, copistas (el más significativo de los cuales fue Juan Calderón), impresores, transportistas, etc.

Con excepción de los volúmenes II y XV que fueron impresos en Londres, el resto de obras se imprimieron clandestinamente en Madrid y San Sebastián, muchas de ellas en el taller de Ignacio Ramón Baroja, tío abuelo de Pio Baroja, al que se adelantaron 40.000 reales para la adquisición en Inglaterra de una prensa mecánica adecuada, que se utilizaría de noche y en un inmueble alquilado para no levantar sospechas.