En España, ni en parte alguna, puede haber verdadera unidad relijiosa, ni tampoco relijion, sin el amor de la verdad, sin la buena voluntad o benevolenzia entre los hombres, sin la caridad i la paz: I no sé como se conserven a salvo estas cosas tan esenziales al Cristiano, forzando a todos a observar una liturjia, un mismo culto, i a mostrar una opinión sola , en materias relijiosas. Yo veo que son diferentes los colores del arco-iris, sin que por esto pierda la hermosura de la unidad.
Luis de Usoz y Río, RAE VII p. XIX y XX
En la España de la segunda mitad del siglo XIX, en la que el régimen isabelino había otorgado amplios poderes al Partido Moderado, la práctica de cualquier disidencia política o religiosa podía suponer ocho años de presidio o el destierro a Canarias y Filipinas. En este contexto, Luis de Usoz se embarcó en la peligrosa y apasionante tarea de rescatar y reeditar a los autores reformistas del XVI en España.
Por lo que respecta a sus convicciones religiosas, se le han asignado todo tipo de etiquetas, protestante, cuáquero, metodista, masón, etc. Si nos acercamos a su relación epistolar con B. B. Wiffen, encontraremos varias cartas en las que el propio Luis dejó claro su total alejamiento del catolicismo y su profunda convicción cristiana, sin suscribir ninguna confesión o secta, aunque sí se declaró muy próximo a los cuáqueros. Para despejar estas dudas, son bastante aclaratorios dos fragmentos de las cartas que Usoz envió a Manuel Matamoros (impulsor de la “Segunda Reforma” en España), mientras este sufría presidio en Granada.