Gracias a las investigaciones de la profesora Daisy Ripodas Ardanaz , sabemos que en la Biblioteca Nacional de Bolivia se conservan entre los papeles de Francisco de Borja Saracíbar, rector del Colegio Seminario de San Cristóbal de Chuquisaca, trece de las cartas que le envió su amigo José Agustín Usoz y Mori, a la luz de las cuales podemos obtener de primera mano una imagen de la biblioteca familiar y de la importancia que esta tuvo para los padres de Luis de Usoz.
Buen ejemplo de ello es la carta enviada desde Oruro el 21 de julio de 1810, en la que José Agustín Usoz solicita a Saracíbar las gestiones necesarias para el desembargo de su biblioteca:
Mi librería no es tampoco toda mía en rigor, y casi todas las obras curiosas y de educación, que hacen casi la mitad, son propias de mi mujer, a la cual su madre, aunque viuda, dio seguramente una educación que no es como las de su sexo. Las pertenecientes a mi María Antonia (y que por nuestro mutuo amor se hallan mezcladas con mis libros desde que nos casamos) van señaladas en la lista adjunta con esta señal † y estas, claro está no deben quedar comprendidas ni por un momento en el embargo. Otras van demarcadas con esta x que son las prohibidas, propias mías, para las que tengo la correspondiente licencia y facultad […] en fin recobre yo mi librería, que es una de mis delicias mayores, y tendré si quiera ese consuelo.
Las dificultades económicas hicieron necesario que el padre de Luis tuviera que desprenderse de parte de la biblioteca, de la que logró salvar un tercio a pesar de los embargos a los que tuvo que enfrentarse. No hay duda de que estos primeros años fueron determinantes para forjar la personalidad de Luis de Usoz, su concepto de la justicia, su defensa de la libertad y su vocación de bibliófilo, visible en él desde muy temprana edad.