Jaime - Axel Ruíz Baudrihay
Editorial la Línea del Horizonte
DESDE EL SIGLO XIX HASTA PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
El viaje es la vida y la vida es un viaje. El viaje ha sido considerado como una metáfora de la vida. Hasta la lengua revela esa identificación, pues el destino, geográfico o vital, se expresa en español con la misma palabra. Por eso el libro de viaje es tan antiguo como la literatura, incluso tanto como la escritura.
El viajero escritor es el médium, el intérprete entre los países, pueblos o parajes que describe y enseña y el lector, entre el destino y el futuro visitante. El viajero es un intérprete de señales. Parte de su conocimiento previo y, mientras viaja, ha de referirse a, señalar, relacionar con. Es un intérprete con dos herramientas: la lengua y el conocimiento. Recuérdese que de la misma etimología vienen las palabras signo, significado, significante y enseñar.
El libro de viaje es también una forma de declararse. El autor se refleja en su relato, se descubre. Intenta comprender el país, el pueblo, su arte, su historia, su idiosincrasia. Su finalidad es el conocimiento, pero este es tributario de sus propios preconceptos. Por eso los relatos suelen ser parciales, contradictorios, a veces hasta ilusorios o imaginarios. Y el mismo lugar es descrito siempre de manera diferente según quién lo haga.